El descubrimiento de Huroxon



Martín era un niño curioso y soñador que pasaba horas mirando las estrellas desde su ventana. Una noche, mientras observaba el cielo, vio algo diferente, una formación de estrellas que no coincidía con ninguna de las constelaciones conocidas.

Decidió llamar a su hallazgo Huroxon. Emocionado, Martín consultó a su abuelo, un viejo astrónomo aficionado. -Abuelo, ¡he descubierto una nueva constelación! -exclamó Martín con entusiasmo.

El abuelo, sorprendido, le explicó que para encontrar Huroxon, debían emprender un viaje a través del espacio en busca de más pistas. Ambos construyeron una nave espacial con materiales reciclados y partieron hacia lo desconocido. Durante su travesía, se encontraron con seres alienígenas amigables que les ayudaron a decodificar mensajes estelares y esquivar asteroides.

Finalmente, guiados por la luz de Huroxon, llegaron a un planeta lejano. Allí, descubrieron que Huroxon era en realidad un faro estelar, una guía para todas las especies del universo.

Martín y su abuelo regresaron a la Tierra con el corazón rebosante de alegría, sabiendo que su hallazgo había traído luz y esperanza a todos los rincones del cosmos.

FIN.

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