El Descubrimiento de Martina


Había una vez una niña llamada Martina que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas.

Ella era muy feliz y siempre se divertía jugando con sus amigos, pero había algo que la hacía sentir incómoda: nunca sabía nada sobre su familia. Un día, cuando Martina tenía 10 años, decidió preguntarle a su mamá sobre su familia. "-Mamá, ¿por qué nunca hablas de mi papá o mis abuelos?" -preguntó ella.

Su mamá se sorprendió por la pregunta, pero luego le dijo: "-Hija, tu padre murió antes de que nacieras y tus abuelos también han fallecido". Martina no podía creerlo.

Se sintió muy triste al saber que nunca conocería a su padre ni a sus abuelos. Pero eso no fue lo único extraño que descubrió ese día. Cuando llegó del colegio esa tarde encontró a su madre llorando en el sofá. "-¿Qué pasa mamá? ¿Por qué estás llorando?" -preguntó Martina preocupada.

Su mamá tomó aire y le explicó todo: ella no era realmente hija biológica de su madre sino adoptada cuando era un bebé.

La noticia dejó a Martina en shock pero después pensándolo mejor empezaron las preguntas: "¿Quiénes son mis padres biológicos?""No lo sé cariño" respondió su madre.

La noticia dejaba muchas dudas en la mente de Martina: quién eran sus padres biológicos? , porque la dejaron abandonada? , tendrían algún interés en encontrarla? Ella estaba decidida a encontrar respuestas a todas estas preguntas. Así que, con la ayuda de su mejor amigo, comenzó a investigar. Descubrieron que el orfanato donde había estado antes de ser adoptada estaba en un pueblo cercano.

Martina y su amigo fueron al orfanato y pidieron información sobre ella misma. Fue difícil encontrar algo, pero finalmente descubrieron una pista importante: habían encontrado un diario en el que se mencionaba a una mujer llamada Ana como posible madre biológica de Martina.

Con esta nueva información, Martina decidió buscar a Ana. Después de muchos días buscándola por toda la ciudad, finalmente la encontró. Ana era una mujer mayor y viuda que vivía sola en una pequeña casa cerca del río.

Martina le contó todo lo que había pasado y le preguntó si sabía algo sobre sus padres biológicos. "-Sí hija mía -respondió Ana-, yo soy tu abuela materna". Martina no podía creerlo.

Finalmente había encontrado a su familia biológica después de tanto tiempo buscando respuestas.

Ana le explicó todo: cómo nació Martina en una época difícil para su madre adolescente; cómo ella fue dejada en el orfanato para protegerla; y cómo siempre habían mantenido la esperanza de volver a encontrarla algún día. Martina estaba emocionada por conocer a su familia biológica y comenzar una nueva vida con ellos. Pero también estaba triste por tener que dejar a su mamá adoptiva, quien siempre había sido buena con ella.

Después de pensarlo mucho, decidió quedarse con ambas familias: visitaría regularmente a Ana y su familia biológica pero seguiría viviendo con su mamá adoptiva.

Martina aprendió que la verdad puede ser difícil de aceptar, pero también puede llevarte a encontrar cosas maravillosas. Aprendió que la familia no siempre se trata de sangre sino del amor y el cariño que nos damos entre nosotros.

Y sobre todo, aprendió que nunca es tarde para empezar una nueva aventura en busca de respuestas y nuevas experiencias.

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