El descubrimiento de Pepe


Pepe era un niño muy callado que siempre estaba observando y disfrutando de la naturaleza en el patio de su casa. Un día, se encontró con un pequeño caracol y decidió observarlo detenidamente.

Se pasaba horas mirándolo moverse lentamente por el suelo y preguntándose cómo sería su vida. Pepe se preguntaba si el caracol tenía una familia, si le gustaba el sol o prefería la lluvia.

Un día, mientras Pepe observaba al caracol, se dio cuenta de que su caparazón estaba gastado y comenzó a preocuparse por él. Decidió hacer algo al respecto. Pepe investigó en sus libros y descubrió que los caracoles necesitaban calcio para mantener sus caparazones fuertes.

Con esa información, Pepe empezó a traer pequeñas cáscaras de huevo al patio y las trituraba para que el caracol pudiera consumirlas. Poco a poco, el caracol comenzó a mejorar. Pepe sentía una gran satisfacción al ver cómo su intervención había ayudado al pequeño animal.

Con el tiempo, Pepe siguió observando y experimentando con otros animales del patio. Aprendió sobre las necesidades de las lombrices, las hormigas y las mariposas.

Descubrió que cada ser vivo tenía sus propias necesidades, y se dio cuenta de que podía marcar una diferencia en sus vidas si actuaba con cuidado y compasión.

Pepe se convirtió en un defensor de la naturaleza en su comunidad, enseñando a otros niños sobre el cuidado de los animales y la importancia de comprender y respetar a todas las criaturas, grandes y pequeñas.

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