El descubrimiento de Sofía



Sofía era una niña alegre de ocho años que vivía en un pequeño vecindario. Su mamá le había regalado un perro llamado Rocky, un border collie lleno de energía y amor. Sin embargo, Sofía no prestaba mucha atención a su mascota. A menudo prefería jugar con su tablet o ver dibujos animados en lugar de llevar a Rocky a pasear o jugar con él en el jardín.

Un día, en la escuela, la maestra Laura llegó con una sorpresita. Tenía un amigo animal llamado Tobi, un hermoso perro mestizo.

"¡Chicos, hoy vamos a aprender sobre el cuidado de las mascotas!" - dijo la maestra, acariciando a Tobi. "Es muy importante que valoremos a nuestros amigos animals. A ver, ¿quién tiene una mascota en casa?"

Sofía levantó la mano.

"Yo tengo un perro, se llama Rocky, pero... me olvido de jugar con él a veces." - confesó.

La maestra Laura sonrió y le dijo:

"No te preocupes, Sofía. Lo importante es que ahora puedes aprender a querelo más. Las mascotas nos necesitan y son parte de nuestra familia. ¿Qué les parece si hoy hacemos una actividad sobre cómo cuidar a nuestros animales?"

Los niños se emocionaron. La maestra organizó equipos y cada uno debía presentar su trabajo a la clase. Sofía sentía un nudo en la barriga. Sabía que no había sido la mejor dueña para Rocky.

"No importa, lo voy a hacer bien" - pensó Sofía para sí misma.

Al llegar a casa, Sofía se sentó con su mamá y le preguntó:

"Mamá, ¿me puedes ayudar a aprender cómo cuidar mejor a Rocky?"

La mamá la miró, sorprendida y orgullosa.

"Claro, Sofía. Puedo enseñarte sobre sus necesidades. Primero, necesitamos pasearlo todos los días y jugar mucho con él, ¡Rocky necesita ejercicio!"

Sofía se sintió feliz. Esa misma tarde decidió llevar a Rocky al parque. Al llegar, él movía la cola emocionado.

"¡Vamos, Rocky!" - gritó Sofía, lanzándole una pelota.

Se pasaron horas corriendo y jugando. Sofía se dio cuenta de cuánto había extrañado esos momentos de alegría.

Al día siguiente, lo primero que hizo al llegar a la escuela fue contarles a sus amigos sobre lo divertida que había sido la tarde anterior.

"¡Chicos, ayer jugué con Rocky todo el tiempo! ¡Ya tengo muchas ideas para el trabajo sobre el cuidado de nuestras mascotas!" - les explicó entusiasmada.

Sofía y sus compañeros empezaron a investigar juntos. Aprendieron sobre la importancia de la comida adecuada, los chequeos veterinarios y cómo reconocer cuando su mascota estaba feliz o triste.

El día de la presentación llegó y todos estaban ansiosos. Sofía se sintió un poco nerviosa, pero cuando fue su turno, se concentró y sonrió al recordar lo que había vivido con Rocky.

"Hola a todos, yo soy Sofía y hoy vengo a hablarles de mi perro, Rocky. Antes no lo cuidaba bien, pero ahora sé cuán importante es. Las mascotas nos dan amor y a cambio necesitan que las cuidemos y juguemos con ellas. ¡Incluso podemos promover la adopción de perritos sin hogar!"

Los compañeros aplaudieron y la maestra Laura la miraba orgullosa.

"Excelente trabajo, Sofía. ¡Lo has expresado perfectamente! Recuerden siempre cuidar y respetar a nuestras mascotas" - les dijo.

Sofía se sintió contenta, y al volver a casa lo primero que hizo fue abrazar a Rocky con mucha fuerza.

"De aquí en adelante seré la mejor dueña para ti, lo prometo, Rocky. Juntos seremos un gran equipo".

Desde ese día, Sofía se dedicó completamente a cuidar de Rocky. Jugaban, paseaban y hasta invitó a sus amigos para que conocieran a su mejor amigo animal. Rocky se convirtió en el perrito más feliz del vecindario. Sofía aprendió la importancia de valorar y cuidar a su mascota, y cada día se convirtió en una mejor amiga para su querido Rocky.

Al final del año, la maestra Laura les otorgó un diploma a cada niño por ser “Mejores Amigos de sus Mascotas” y Sofía sintió que en ese momento había ganado el mejor premio del mundo.

"¡Gracias, maestra!" - gritó Sofía, corriendo hacia Rocky, quien la miraba con admiración y amor.

Y así, Sofía aprendió que el verdadero amor hacia las mascotas es el mejor regalo que podemos brindarles.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!