El deseo de la estrella mágica



Había una vez un niño llamado Benjamín, quien desde muy pequeño soñaba con ser astronauta.

Todos los días miraba las estrellitas en el cielo y se imaginaba viajando por el espacio, explorando planetas desconocidos y descubriendo nuevos secretos del universo. Un día, mientras jugaba en su habitación con sus cohetes de juguete, escuchó un ruido extraño proveniente de su armario. Con curiosidad, se acercó lentamente y abrió la puerta.

¡Para su sorpresa, allí encontró a un extraterrestre verde y simpático!"¡Hola! Mi nombre es Zoggy", dijo el extraterrestre mientras le extendía la mano a Benjamín. "¡Wow! ¡Eres un extraterrestre!", exclamó Benjamín emocionado.

Zoggy le explicó que había llegado desde el planeta Espacioterra para conocer a los niños de la Tierra y aprender sobre su forma de vida. Benjamín estaba fascinado y decidió ayudar a Zoggy en su misión.

Durante varios días, Benjamín llevó a Zoggy al colegio para que pudiera ver cómo era la vida diaria de los niños terrestres. Juntos aprendieron matemáticas, ciencias naturales e incluso compartieron juegos en el recreo. A medida que pasaban más tiempo juntos, Benjamín comenzó a darse cuenta de lo especial que era tener amistades diferentes.

Un día, mientras caminaban por el parque después del colegio, Zoggy le contó a Benjamín sobre una estrella mágica ubicada en lo más profundo del espacio. Se decía que esta estrella tenía el poder de cumplir cualquier deseo.

Benjamín se emocionó al escuchar esto y le pidió a Zoggy que lo llevara a verla. Sin pensarlo dos veces, ambos subieron a la nave espacial de Zoggy y despegaron hacia el cielo estrellado.

Durante el viaje, Benjamín experimentó la sensación de flotar en gravedad cero y observó cómo los planetas pasaban rápidamente por la ventana. Finalmente, llegaron a la estrella mágica.

Benjamín cerró los ojos con fuerza y formuló su deseo más profundo: "Deseo que todos los niños del mundo puedan ser amigos sin importar de dónde vengan". Cuando abrió los ojos, se dio cuenta de que algo había cambiado.

La estrella mágica había iluminado el corazón de cada niño en la Tierra, llenándolo de amor y comprensión. Desde ese día, todos los niños comenzaron a aceptarse unos a otros sin prejuicios ni barreras. Benjamín regresó a casa con una sonrisa enorme en su rostro.

Sabía que había hecho algo especial por su amigo extraterrestre y también por todos los niños del mundo. Aunque ya no podía viajar al espacio exterior como astronauta, sabía que siempre tendría un lugar especial en su corazón para las aventuras cósmicas.

Y así fue como Benjamín aprendió que las amistades pueden llegar desde cualquier parte del universo y cómo un simple deseo puede cambiar el mundo entero.

FIN.

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