El deseo de Lili y la medusa maravillosa



En un hermoso pueblo costero de Argentina vivía Lili, una niña curiosa y valiente que siempre estaba en búsqueda de nuevas aventuras.

Un día, mientras paseaba por la playa con su fiel amigo Pelu el perro, vio algo brillante entre las rocas. Se acercó con cautela y descubrió que era una medusa resplandeciente. - ¡Pelu, mirá qué cosa más linda encontré! -exclamó Lili emocionada.

La medusa parecía hipnotizarla con sus colores vibrantes y sus tentáculos ondeando suavemente con la marea. Sin pensarlo dos veces, decidió llevarla al mar para devolverla a su hogar. - Vamos a ayudarte a regresar al agua, amiguita -dijo Lili mientras sostenía cuidadosamente a la medusa en sus manos.

Caminaron juntos hasta llegar a la orilla, pero justo cuando estaban por dejarla en el agua, un grupo de niños malcriados se acercó y comenzaron a burlarse de ella.

- ¡Mirá esa cosa fea que tiene en las manos! ¡Qué asco! -gritaban los niños sin compasión. Lili sintió tristeza e impotencia ante los comentarios hirientes de los otros niños, pero recordó lo importante que era ser amable y compasivo con todas las criaturas del mar. - No importa lo que piensen los demás.

Lo importante es hacer lo correcto -se dijo a sí misma Lili con determinación. Decidida a proteger a la medusa, caminó hacia el agua y la dejó suavemente en el mar.

La medusa pareció dar las gracias con un destello brillante antes de deslizarse suavemente hacia las profundidades azules. De repente, algo sorprendente ocurrió: la medusa se transformó en una hada marina radiante y le sonrió agradecida a Lili. - Gracias por tu bondad y valentía al protegerme.

Como recompensa por tu buen corazón, te concederé un deseo -dijo el hada marina con voz melodiosa. Lili no podía creer lo que veían sus ojos.

¿Un verdadero hada marina? ¿Y un deseo concedido? Después de pensarlo detenidamente, Lili supo exactamente qué pedir:- Quiero que todos aprendan a respetar y cuidar nuestro precioso océano como yo lo hice hoy -pidió Lili con sinceridad en su corazón.

El hada marina asintió con una sonrisa radiante y extendió su varita mágica sobre el mar. De repente, todos los niños presentes sintieron una conexión especial con el océano y prometieron ser guardianes responsables del medio ambiente marino.

Desde ese día en adelante, Lili siguió explorando nuevos horizontes junto a Pelu pero nunca olvidó la lección de amor y respeto hacia todas las criaturas del océano. Y cada vez que miraba al mar recordaba aquella aventura inolvidable donde una simple acción generosa cambió todo para bien.

FIN.

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