El Deseo de Navidad



Era una víspera de Navidad muy especial en la casa de los Pérez. Los pequeños Mateo y Sofía miraban con anhelo el árbol decorado, lleno de luces brillantes y adornos relucientes. Desde hacía mucho, su papá, el señor Carlos, estaba de viaje por trabajo, y esta Navidad se sentía un poco vacía sin él.

"¿Te imaginas si papá estuviera aquí?" - preguntó Sofía, con una sonrisa melancólica.

"Sería increíble, Sofi. Justo hoy estaba pensando en lo que cenaríamos juntos" - respondió Mateo, abrazando su osito de peluche.

Ambos se acercaron al árbol, donde había una pequeña estrellita en la punta que parecía brillar más que las demás.

"¿Y si pedimos un deseo?" - sugirió Mateo, mirando a su hermanita con los ojos iluminados.

"Sí, que papá vuelva a casa para Navidad!" - exclamó Sofía, con entusiasmo.

Juntos, cerraron los ojos y, con toda su fuerza, gritaron al unísono:

"¡Queremos que papá esté con nosotros!"

Un leve viento comenzó a soplar, y la estrellita sobre el árbol brilló intensamente, como si hubiera escuchado su deseo. Justo entonces, un sonido suave y melodioso resonó en la sala.

El día de Navidad, Mateo y Sofía despertaron sin saber que su deseo tenía un giro inesperado. A su lado había un pequeño paquete con una etiqueta que decía “Para mis queridos hijos, de su papá. ¡Feliz Navidad! ”.

"¡Mirá, Sofi!" - dijo Mateo, emocionado mientras abría el paquete. Dentro había un cuaderno de dibujo y una carta.

"¿Qué dice?" - preguntó Sofía, acercándose.

Mateo empezó a leer en voz alta:

"Mis amores, aunque no puedo estar con ustedes físicamente, siempre estoy en su corazón y mente. Este cuaderno es para que dibujen todos los momentos que querrían pasar conmigo. Cuanto más dibujen, más cerca estaré. Les prometo que volveré pronto. Los quiero mucho. Papá."

Sofía sintió que una mezcla de alegría y tristeza la abrazaba. "Pero, ¿y si no regresa a tiempo?" - dijo, con la voz entrecortada.

"Podemos empezar a dibujar hoy mismo. ¡Haremos que cada página sea una aventura!" - respondió Mateo, decidido a hacer algo especial. Así, se sentaron juntos, dibujando una fiesta con papá, un paseo por el parque y otras bellas memorias que aún llevaban en el corazón.

Poco a poco, el cuaderno comenzó a llenarse de colores y risas. Cada hoja era un nuevo deseo para el futuro.

Cuando la tarde llegó y la familia se reunió para la cena, Mateo y Sofía ya habían completado varios dibujos.

"¿Qué tal si hacemos una cena especial en nuestra mesa?" - sugirió Sofía, emocionada por la idea de compartir sus creaciones. La mamá de los niños, viendo la alegría de sus hijos, decidió apoyar su iniciativa.

"Claro, podemos preparar un plato que Papá ama. Y ustedes pueden describirle cada dibujo en la cena. ¡Él seguramente los escuchará!" - dijo la mamá con una sonrisa.

Esa noche, al finalizar la cena, Mateo y Sofía se sentaron en la mesa y comenzaron a contar sus historias, mostrándole a su mamá los dibujos y hablando sobre su deseo.

De repente, se oyó un timbre de la puerta. Todos se miraron asombrados. ¿Sería papá? Sofía corrió hacia la puerta mientras Mateo lo seguía.

Abrieron la puerta con un corazón lleno de esperanza y... ¡era su papá! Parecía un poco cansado, pero sus ojos brillaban de felicidad al ver a sus hijos.

"¡Papá!" - gritaron al unísono, lanzándose a sus brazos.

"Siempre, siempre estoy con ustedes, aunque esté lejos. Nunca olviden el poder de un deseo y la fuerza del amor que nos une. Gracias por hacerme sentir cerca a través de sus dibujos" - dijo el padre, mirando a sus hijos con ternura.

Esa Navidad no solo celebraron el regreso del papá, sino que aprendieron que, aunque a veces las personas se alejan físicamente, siempre pueden estar presentes en el corazón de quienes los aman. Y así, la familia Pérez se unió para crear nuevas memorias juntos, recordando siempre que la verdadera magia de la Navidad reside en el amor y los lazos familiares.

Los días siguieron y, cada vez que miraban el cuaderno y se reían al recordar las historias que habían creado, sabían que no estaban solos, porque su padre siempre estaba con ellos, así como el espíritu navideño que nunca se apaga.

FIN.

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