El deseo del hombre vanidoso



Había una vez un hombre vanidoso y extremadamente rico llamado Don Tomás, que siempre presumía de sus posesiones y vivía obsesionado con su imagen. Un día, mientras paseaba por el parque, se encontró con una vieja y misteriosa hada. Don Tomás, con su típica vanidad, le pidió un deseo: que todo a su alrededor se convirtiera en delicioso chocolate. El hada, sorprendida por su deseo egoísta, decidió concedérselo como una lección.

- ¡Tú, que tienes todo, recibirás lo que deseas! -exclamó el hada mientras agitaba su varita mágica.

Don Tomás vio cómo los árboles, las bancas, las fuentes y hasta el cielo se transformaban en chocolate. Al principio, estaba encantado, pero pronto empezó a darse cuenta de que nadie quería visitarlo, y se sentía muy solo. Su riqueza y vanidad lo habían aislado de todos, y el delicioso chocolate que lo rodeaba se había convertido en una triste prisión.

Un día, mientras deambulaba por su parque hecho de chocolate, escuchó risas y voces alegres. Descubrió que un grupo de niños había construido una casa de chocolate donde jugaban y reían. La vista de esos niños disfrutando junto a su casa lo llenó de alegría, y comenzó a reflexionar sobre sus acciones y actitudes.

Decidió pedirle al hada revertir su deseo, y en su lugar, pidió la capacidad de compartir su riqueza con los demás y aprender a valorar lo que tenía. El hada, complacida por su cambio de corazón, le concedió el nuevo deseo. Desde ese día en adelante, Don Tomás se convirtió en un hombre generoso que utilizó su fortuna para construir parques, escuelas y hospitales para la comunidad.

Y así, Don Tomás aprendió que la verdadera felicidad no radica en la vanidad ni en la acumulación de riquezas, sino en el amor, la generosidad y la amistad.

FIN.

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