El Deseo Estelar de Toto


Toto era un niño muy especial. Desde pequeño, se había fascinado con el cielo y las estrellas. Pasaba horas mirando al firmamento y soñando con viajar a otros planetas.

Un día, mientras Toto estaba en el jardín de su casa observando las estrellas, vio algo que lo dejó perplejo: una estrella fugaz cruzó el cielo a gran velocidad y desapareció detrás de un árbol.

Toto se emocionó muchísimo al ver la estrella fugaz y corrió hacia su mamá para contarle lo que había visto. -¡Mamá! ¡Mamá! Vi una estrella fugaz -exclamó Toto saltando de emoción-. ¿Sabes lo que significa? -¿Qué significa, mi amor? -preguntó la mamá sonriendo.

-¡Significa que puedo pedir un deseo! -respondió Toto con los ojos brillantes. La mamá de Toto asintió y le dijo:-Es verdad, cariño. Puedes pedir un deseo. Pero recuerda que debes ser cuidadoso con lo que pides porque los deseos pueden tener consecuencias inesperadas.

Toto pensó durante unos minutos antes de decidirse por su deseo. Finalmente, cerró los ojos y sopló fuerte como si soplar velas imaginarias:-Deseo poder ir al espacio para explorar las estrellas y conocer nuevos planetas -dijo Toto con convicción.

De repente, sintió cómo todo a su alrededor comenzaba a girar rápidamente hasta perder la conciencia. Cuando abrió los ojos nuevamente, se encontró flotando en el espacio, rodeado de estrellas y planetas.

Estaba vestido con un traje especial que le permitía respirar y moverse libremente. Toto no podía creer lo que estaba sucediendo. ¡Había viajado al espacio! Comenzó a explorar los planetas cercanos y a maravillarse por la belleza del universo.

Pero pronto se dio cuenta de que su traje tenía una falla: se estaba quedando sin oxígeno. Toto comenzó a entrar en pánico, pero entonces recordó las palabras de su mamá sobre ser cuidadoso con los deseos. Fue entonces cuando tuvo una idea: pedir ayuda.

Cerró los ojos con fuerza y dijo:-Deseo volver a mi casa sano y salvo. De repente, volvió a sentir como todo giraba rápidamente hasta perder la conciencia nuevamente. Cuando abrió los ojos, se encontró de vuelta en su jardín, junto a su mamá.

Miró hacia arriba y vio las estrellas brillando en el cielo nocturno. -Todo ha sido un sueño -pensó Toto mientras sonreía feliz-. Pero aprendí algo importante: debemos ser cuidadosos con nuestros deseos porque pueden tener consecuencias inesperadas.

Desde ese día, Toto siguió mirando al cielo todas las noches con una nueva perspectiva y respeto por la magia del universo.

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