El desfile de disfraces
lleno de emoción. Pablo estaba ansioso por mostrar su disfraz y divertirse con sus amigos en la fiesta de Halloween en la escuela.
Al llegar a la escuela, Pablo se encontró con sus amigos María y Juan, quienes también estaban vestidos de monstruos. Juntos, caminaron hacia el salón de clases mientras admiraban los increíbles disfraces que lucían sus compañeros. Cuando entraron al salón, el maestro les explicó que iban a tener una actividad especial para celebrar Halloween.
Todos los niños estaban emocionados y curiosos por saber qué harían. El maestro anunció que iban a organizar un concurso de disfraces y que el ganador recibiría un premio sorpresa.
Los ojos de Pablo se iluminaron con entusiasmo mientras imaginaba lo emocionante que sería ganar ese premio. Durante todo el día, los niños realizaron actividades relacionadas con Halloween. Hicieron manualidades espeluznantes, contaron historias escalofriantes y jugaron juegos divertidos.
Pero lo más emocionante estaba por venir: ¡el desfile de disfraces! Pablo y sus amigos se prepararon para desfilar frente a todos los estudiantes y profesores del colegio. Cuando llegó su turno, ellos caminaron con confianza mostrando sus impresionantes disfraces.
Los aplausos resonaron en el salón mientras cada niño mostraba su creatividad e ingenio. Sin embargo, cuando llegó el momento de Pablo, algo inesperado sucedió. Mientras caminaba hacia adelante para mostrar su disfraz de fantasma, tropezó accidentalmente con una silla y cayó al suelo.
El silencio se apoderó de la habitación, y Pablo sintió una mezcla de vergüenza y tristeza. Pero en lugar de reírse o burlarse, sus amigos corrieron rápidamente hacia él para ayudarlo a levantarse.
María le dio una palmada en el hombro y dijo: "No te preocupes, Pablo. Todos cometemos errores". Juan asintió con una sonrisa reconfortante. El maestro también intervino y felicitó a los niños por su amabilidad y empatía.
Luego anunció que todos eran ganadores del concurso de disfraces porque habían demostrado ser verdaderos amigos. La cara de Pablo se iluminó con alegría mientras aceptaba el premio sorpresa junto a sus amigos.
Aprendió una valiosa lección ese día: lo importante no es ganar un concurso, sino tener amigos que te apoyen en los momentos difíciles. Desde ese día, Pablo valoró aún más la amistad y siempre estuvo dispuesto a ayudar a los demás cuando lo necesitaban.
Además, aprendió a reírse de sí mismo y no dejar que las caídas o los errores definieran quién era. Y así, Pablo continuó viviendo aventuras emocionantes junto a sus amigos en San Oscar el Mejor.
Cada Halloween recordaban aquel día especial en el que descubrieron el verdadero significado de la amistad. Y juntos crearon recuerdos inolvidables llenos de risas y diversión.
FIN.