El desfile de las flores de Doña Rosa
Había una vez en un barrio de Córdoba, Argentina, una señora muy agradable llamada Doña Rosa. Ella vivía en una casa con un hermoso patio cordobés lleno de macetas azules con flores de todos los colores.
Doña Rosa cuidaba su jardín con mucho cariño y dedicación, regando cada planta con su cañilata todas las mañanas. Las flores del patio de Doña Rosa eran las más bonitas del barrio.
Tenía rosas rojas, claveles amarillos, violetas moradas y girasoles brillantes. Cada flor parecía sonreírle a Doña Rosa cuando ella se acercaba para regarlas. Un día, mientras regaba sus plantas, Doña Rosa escuchó una vocecita que venía de una maceta en la esquina del patio.
"¡Hola! Soy Violeta, la violeta morada", dijo la vocecita. Doña Rosa se sorprendió al principio, pero luego sonrió y respondió: "¡Hola Violeta! ¿Cómo estás hoy?".
Violeta le contó a Doña Rosa que todas las flores del patio estaban muy felices por el cuidado que ella les brindaba. También le dijo que querían hacer algo especial para agradecerle todo lo que hacía por ellas.
"¿Qué les parece si organizamos un desfile de flores para mostrarle al barrio lo bonito que es nuestro jardín?", propuso Violeta emocionada. Doña Rosa aceptó encantada la idea y juntas comenzaron a planificar el desfile. Cada flor eligió su mejor vestido y practicaron sus movimientos para lucirse frente a los vecinos del barrio.
El día del desfile llegó y el patio de Doña Rosa estaba lleno de gente esperando ver pasar a las hermosas flores.
Primero salieron las rosas rojas bailando al ritmo del viento, luego los claveles amarillos hicieron piruetas elegantes y finalmente los girasoles brillantes iluminaron el camino con su alegría. El público aplaudió maravillado ante tanta belleza natural y al finalizar el desfile todos se acercaron a felicitar a Doña Rosa por tener un jardín tan espectacular.
Desde ese día, el patio de Doña Rosa se convirtió en un lugar famoso en el barrio.
Las personas venían de todas partes para admirar las maravillosas flores y escuchar las historias que contaban sobre cómo habían participado en aquel increíble desfile organizado por Violeta y la bondadosa dueña del jardín.
Y así, gracias al amor y cuidado de Doña Rosa hacia sus plantas, lograron crear momentos mágicos e inolvidables que inspiraron a todos a apreciar la belleza de la naturaleza y valorar el trabajo duro y dedicación que requiere cuidar un jardín con tanto cariño como lo hacía ella cada día.
FIN.