El Desfile de Reciclaje de San Gabriel



Era un brillante día en el Colegio San Gabriel, y los alumnos estaban llenos de entusiasmo. La maestra Laura, quien siempre se preocupaba por el bienestar de sus estudiantes, había organizado una semana especial para hablar sobre la importancia de los Derechos del Niño. "-Chicos, esta semana aprenderemos sobre nuestros derechos y cómo podemos ayudar al planeta!", anunció con una sonrisa. Los niños aplaudieron emocionados.

Durante esa semana, los estudiantes formaron diferentes grupos para discutir sus ideas, y así fue como surgió el brillante plan del desfile de reciclaje. Al final de la semana, todos deberían mostrar lo que habían aprendido.

Un grupo de amigos, compuesto por Tomás, Sofía, y Leo, decidió que su desfile sería sobre cómo reutilizar cosas viejas para crear nuevos juguetes. "-¡Podemos hacer cosas increíbles con lo que ya no usamos!", exclamó Tomás mientras recogía botellas de plástico. "-Y así también ayudamos al planeta!", agregó Sofía con una gran sonrisa.

Los días pasaron y el desfile se acercaba. Cada grupo en el colegio estaba preparando su presentación, desde vestuarios hechos de papel hasta obras de teatro sobre la importancia del reciclaje. Los pasillos estaban llenos de color y risas, pero también de un desafío: los materiales escaseaban.

"-¿Qué vamos a hacer?", se lamentó Leo un día. "-No tenemos suficientes cosas para nuestro proyecto y no sé si llegaremos a tiempo para el desfile".

Sofía lo miró y dijo: "-No te preocupes, Leo, ¡si buscamos juntos, seguro encontramos más materiales! Además, podemos pedir ayuda a las familias. Todos pueden colaborar trayendo cosas que ya no usen".

El grupo se puso a trabajar y, poco a poco, comenzaron a recibir botellas de refrescos vacías, cajas de cartón y muchos otros materiales de los compañeros y sus padres. Con el apoyo de todos, no solo lograron crear instrumentos musicales para su desfile, sino que también aprendieron sobre la importancia de compartir y colaborar.

El día del desfile llegó, y todo el colegio estaba emocionado. Los niños lucían sus trajes reciclados y sonrientes, listos para mostrar al mundo lo que habían producido. "-¡Miren este tambor hecho de una caja de cereal!", anunció Tomás al comenzar la presentación. Y así, comenzó el desfile de reciclaje, donde cada grupo tenía su momento para brillar.

Cuando llegó el turno del grupo de Tomás, ellos tocaron sus instrumentos hechos con material reciclado y presentaron un divertido juego sobre el reciclaje. La maestra Laura observaba con lágrimas de orgullo en sus ojos. "-¡Eso es increíble! Están enseñando a todos sobre cómo cuidar nuestro planeta. ¡Los derechos de los niños también incluyen el derecho a vivir en un ambiente sano!", exclamó con emoción.

Sin embargo, algo inesperado ocurrió. De repente, las nubes grises comenzaron a cubrir el sol y un fuerte viento sopló, haciendo volar algunos papeles. "-Oh no, ¡el desfile se puede arruinar!", gritaron algunos alumnos, asustados.

Pero en vez de detenerse por el clima, los niños del Colegio San Gabriel se unieron. "-¡No dejemos que esto nos detenga!", gritó Sofía. "-Sigamos adelante y mostremos lo que hemos aprendido!". Todos comenzaron a animarse unos a otros y decidieron continuar.

Bajo la lluvia, se levantaron carteles hechos de cartón y comenzaron a marchar. La música de sus instrumentos resonó en todo el patio, llenar el lugar de alegría. "-Reciclar es cuidar, ¡no lo dejes de pensar!", cantaban todos. Pronto, los padres y maestros que estaban mirando se unieron también al ritmo, creando un ambiente de camaradería y alegría.

Finalmente, el desfile terminó y a pesar del imprevisto, todos estaban felices. La maestra Laura se acercó al grupo y dijo: "-Hoy no solo celebramos nuestros derechos, sino que también aprendimos sobre la resiliencia y la importancia de cuidarnos unos a otros. Esto es algo que llevarán en sus corazones siempre".

Y así fue como una lluvia inesperada no solo fortaleció el desfile, sino también la unión y el espíritu del Colegio San Gabriel.

FIN.

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