El despertar de los dioses



En un fabuloso universo, donde las estrellas brillaban como joyas y los planetas danzaban en el cielo, existían dioses que cuidaban de la paz y la armonía. Cada uno de ellos tenía un don especial que influía en el equilibrio del cosmos. Sin embargo, a veces, los conflictos entre ellos podían provocar problemas en la Tierra.

Un día, los dioses decidieron tener una reunión en el Planeta Armonía, un lugar donde todas las fuerzas del universo se unían. Allí se encontraban Poseo, dios del mar, quien era divertido pero un poco travieso; Floria, diosa de la naturaleza, siempre llena de amor y compasión; y Ignis, dios del fuego, que era apasionado y a veces se dejaba llevar por su temperamento.

- “¡Es hora de discutir sobre los problemas en la Tierra! ” - gritó Poseo, haciendo que las olas de su océano se alzaran.

- “Así es, Poseo. Sin embargo, necesitamos encontrar una solución pacífica para que nuestros poderes no se descontrolen.” - respondió Floria, cuidando de que una flor silvestre no se marchitara a su lado.

- “¿Pacífica? ¿Desde cuándo los dioses son pacíficos? ” - exclamó Ignis, lanzando unas chispitas por ahí.

Los tres dioses empezaron a discutir sobre quién tenía la culpa de los problemas en la Tierra. Poseo decía que era porque Ignis había causado un incendio en un bosque. Ignis, indignado, decía que Floria había hecho llover demasiado, causando inundaciones. Mientras tanto, Floria intentaba recordar a ambos que, sin trabajo en equipo, no podrían ayudar a los humanos.

- “Si seguimos así, podríamos hacer una gran travesura, y eso solo empeorará las cosas” - sugirió Floria, tomando la mano de Poseo y Ignis.

De pronto, una estrella fugaz pasó surcando el cielo, y con ella, la idea brillante de un juego.

- “¡Hagamos un concurso! Quien logre ayudar a los humanos de la mejor manera, ganará el derecho de decidir sus nexos con los mortales” - propuso Poseo, emocionando a sus compañeros.

Así que, Floria se fue a sembrar semillas e invitar a los humanos a cuidar su entorno, mientras que Poseo guiaba a los pescadores hacia aguas que nunca habían explorado. Ignis, por otro lado, empezó a ayudar a los aldeanos a encender fogatas para que pudieran cocinar sus comidas.

Con el paso de los días, los dioses observaron a los humanos disfrutar del día a día, pero pronto, el caos regresó. La lluvia de Floria se volvió inundación, las olas de Poseo llevaron barcos a la deriva, y las fogatas de Ignis se descontrolaron.

Atrapados en sus propias rivalidades, decidieron volver a reunirse. Sin embargo, a esta reunión asistieron también algunos humanos que habían recibido a escondidas a los dioses.

- “Nosotros somos los que hemos causado la discordia en la Tierra. Necesitamos que nos enseñen a trabajar juntos” - dijo un humano llamado Tobi, valiente y decidido.

Los dioses no podían creer lo que estaban escuchando. Un mortal había entendido que la verdadera fuerza radicaba en la unión. Así que, decidieron escuchar a los humanos, terminaron con sus disputas, y juntos trabajaron en un plan para encontrar equilibrio en la Tierra.

- “¡Ahora veo que somos más fuertes juntos! ” - dijo Ignis, sintiéndose más aliviado al compartir su carga.

Y así, los dioses aprendieron a combinar sus poderes. Floria ayudaba a que las lluvias fueran suaves, Poseo guiaba a los barcos con sabiduría, e Ignis cuidaba que el fuego no se descontrolara.

Desde ese día, los dioses de la naturaleza, el mar y el fuego, trabajaron juntos no solo para beneficiar a los humanos, sino también para recordarles que la unidad es la clave para resolver los conflictos.

Los humanos aprendieron a reforzar su lazo con la naturaleza, y los dioses se volvieron más sabios, entendiendo que no se trata de ganar un concurso, sino de hacer del universo un lugar mejor, juntos.

Y así, los conflictos divinos se convirtieron en armonía, y el universo brilló con más fuerza que nunca antes, gracias a la unión de dioses y humanos.

FIN.

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