El despertar de Tomás



Había una vez un niño llamado Tomás, que había estado en coma durante mucho tiempo. Un día, algo extraordinario sucedió: ¡Tomás se despertó! Abrió lentamente los ojos y miró a su alrededor con asombro.

Se encontraba en una habitación desconocida, oscura y llena de polvo. De repente, una luz brillante comenzó a desprenderse desde el sótano de la casa donde estaba.

Tomás sintió curiosidad y decidió bajar las escaleras para descubrir de dónde provenía esa misteriosa luz. Al llegar al sótano, se encontró con un lugar increíblemente hermoso y lleno de colores brillantes. En ese momento, apareció ante él un hada pequeñita y radiante, con alas resplandecientes.

El hada le dijo a Tomás: "-¡Bienvenido! Te he estado esperando". Tomás no podía creer lo que veían sus ojos, pero sintió una sensación de paz y alegría en su corazón.

El hada le explicó a Tomás que la luz que había visto era la luz de la esperanza y la fuerza interior que todos tenemos dentro de nosotros. Le dijo que había sido fuerte para despertar del coma y que ahora tenía un propósito especial en su vida.

"-¿Qué puedo hacer?" preguntó Tomás con curiosidad. El hada sonrió y le dijo: "-Tienes el poder de sanar corazones heridos, de traer alegría a quienes te rodean y de hacer realidad tus sueños más profundos".

Desde ese día, Tomás se convirtió en un portador de luz y esperanza para todos los que lo conocían. Ayudaba a los demás con amor y bondad, recordándoles siempre el valor de creer en sí mismos.

Con el tiempo, la historia del niño que despertó del coma se convirtió en inspiración para muchas personas, recordándoles que siempre hay una luz brillando incluso en los momentos más oscuros.

Y así, Tomás vivió feliz para siempre, sabiendo que su misión en este mundo era llevar amor y felicidad a todos los rincones donde fuera necesario.

FIN.

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