El despertar del asombro



En una ciudad donde nadie era capaz de asombrarse ni de dudar, vivían Gato y Luci, dos amigos curiosos y juguetones. En este extraño lugar, todas las cosas eran tomadas como si fueran normales, y nadie se detenía a maravillarse por las pequeñas maravillas que los rodeaban. "¿No te parece extraño que nadie en nuestra ciudad se asombre o dude de nada?", mencionó Luci mientras jugaba con una pluma. -

Gato, con su característico tono tranquilo, respondió: "Es cierto. Me preocupa que hayamos perdido la capacidad de asombro y duda".

Un día, mientras exploraban un antiguo jardín, encontraron una vieja y misteriosa puerta tapada por la maleza. Intrigados, decidieron abrirla y se adentraron en un mundo totalmente diferente. Aquel lugar estaba lleno de colores vibrantes, sonidos fascinantes y criaturas asombrosas. "¡Esto es increíble! Nunca había visto algo tan hermoso", exclamó Luci maravillada. -

Gato, con los ojos brillantes, añadió: "Aquí las dudas son bienvenidas, y el asombro se respira en el aire". Con cada paso, descubrían algo nuevo que los dejaba sin aliento. Pronto, se dieron cuenta de que habían despertado su capacidad de asombro y duda. Al regresar a su ciudad, empezaron a compartir sus experiencias con los demás habitantes, quienes poco a poco también despertaron su asombro y duda. La ciudad se transformó en un lugar lleno de alegría, curiosidad y creatividad. -

Y así, Gato y Luci mostraron a todos que la capacidad de asombrarse y dudar es lo que hace que la vida sea emocionante y llena de sorpresas, concluyó el narrador. -

Los niños que escucharon la historia se sintieron inspirados y prometieron siempre mantener viva su capacidad de asombro y duda, sabiendo que, como Gato y Luci, siempre habría maravillas por descubrir en el mundo que los rodeaba.

FIN.

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