El día brillante de Agustina


Agustina era una estudiante de noveno de UTU que, a pesar de ser una niña muy aplicada, había tenido un día complicado.

Por la mañana, se le había olvidado hacer la tarea de matemáticas, y el profesor no había estado contento. Luego, en el recreo, sus amigas la habían dejado sola porque discutieron por un malentendido. Eso la puso muy triste. Al volver a casa, Agustina se encerró en su habitación y se puso a llorar.

Su mamá, al verla tan triste, decidió ayudarla. "Agustina, ¿qué te pasa?" preguntó su mamá con dulzura. "Todo está saliendo mal, mamá.

Me olvidé de hacer la tarea, mis amigas se enojaron conmigo, ¡y estoy cansada de no poder hacer nada bien!" respondió Agustina entre sollozos. "Escúchame, cariño. Todos tenemos días malos, pero eso no determina quiénes somos. ¿Recuerdas la vez que aprendiste a andar en bicicleta? Al principio, te caíste varias veces, ¿verdad?" dijo su mamá con una sonrisa reconfortante.

"Sí, pero seguí intentando hasta lograrlo", contestó Agustina con timidez. "Exactamente. La vida es como aprender a andar en bicicleta, a veces tropezamos, pero lo importante es levantarse y seguir adelante.

Mañana será un nuevo día, lleno de oportunidades para brillar", agregó su mamá. Las palabras de su mamá hicieron que Agustina se sintiera mejor. Decidió levantarse, secarse las lágrimas y ponerse a hacer la tarea. Después, llamó a sus amigas y les explicó lo sucedido, resolviendo así el malentendido.

Al día siguiente, Agustina aplicó lo aprendido en su día complicado. Y, para su sorpresa, todo comenzó a mejorar. Se dio cuenta de que los obstáculos no eran más que oportunidades para crecer y brillar.

Desde entonces, Agustina afrontó los días difíciles con valentía y determinación, recordando siempre las palabras de su mamá: "La vida es como andar en bicicleta, a veces tropezamos, pero lo importante es levantarse y seguir adelante".

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