El día de la amistad en el bosque


En un hermoso bosque lleno de árboles, flores y animalitos, vivían muchos amigos que pasaban el día juntos jugando y divirtiéndose.

En el bosque, todos los días eran especiales, pero una vez al año, celebraban el día de la amistad, una fecha muy especial en la que todos se demostraban cuánto se querían. El día de la amistad, los animalitos del bosque se levantaban muy temprano, con una gran emoción en sus corazones.

Los conejitos, los ositos, los pajaritos, e incluso los árboles del bosque, estaban ansiosos por compartir este día con sus amigos. El sol salió brillante en el cielo, y el bosque se llenó de risas y de color.

- ¡Buenos días! - exclamó el conejito Ramón, saltando de alegría. - ¡Feliz día de la amistad! - respondieron los animalitos al unísono. Juntos, prepararon una gran fiesta, con globos, caramelos y música. Todos colaboraban y se ayudaban mutuamente, demostrando así lo importante que es la amistad.

- ¡Miren lo que encontré para decorar! - dijo la mariquita Martina, llevando consigo unas hojas brillantes. - ¡Qué lindas! - exclamaron sus amigos, admirando su hallazgo. Cuando todo estuvo listo, comenzaron a bailar y a jugar.

La ardilla Susana se trepó a los árboles, haciendo piruetas y repartiendo risas. Los pajaritos cantaban alegres melodías, y los demás animalitos reían y disfrutaban de la compañía. De repente, se escuchó un ruido fuerte y todos se asustaron.

Pero al acercarse, descubrieron que era un búho que había llegado al bosque para unirse a la fiesta. - ¡Hola amigos! Perdón por asustarlos, yo también quiero festejar el día de la amistad con ustedes - dijo el búho, con una sonrisa enorme.

Los animalitos lo recibieron con los brazos abiertos y lo invitaron a compartir la fiesta. Bailaron, rieron y jugaron juntos, demostrando que la amistad no tiene fronteras.

Al final del día, cuando el sol comenzó a esconderse detrás de las montañas, todos se abrazaron con cariño, agradeciendo por tener amigos tan maravillosos. - ¡Hasta el próximo año, amigos! - dijo la osita Lola, con un brillo especial en sus ojitos. - ¡Hasta entonces! - respondieron todos, prometiéndose seguir siendo amigos para siempre.

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