El día de la cosecha en el bosque


Había una vez un niño llamado Tomás que vivía en una pequeña casa al borde de un hermoso bosque.

Su abuela, Doña Rosa, era una mujer sabia y amorosa que le enseñaba a Tomás todo sobre las plantas y la naturaleza. Un día, Tomás y su abuela decidieron ir al bosque a recolectar espinaca y remolachas para hacer una deliciosa cena.

Tomás estaba emocionado y tomó la mano de su abuela mientras caminaban por el sendero rodeado de árboles y flores. -Abuela, ¿cómo sabemos cuándo encontramos espinaca y remolachas? - preguntó Tomás con entusiasmo.

-Bueno, Tomás, la espinaca tiene hojas verdes y suaves, casi como una colchita, y la remolacha tiene un color morado intenso y sus hojas son grandes y onduladas -respondió Doña Rosa con una sonrisa. Luego de un rato de caminar, encontraron un terreno con muchas espinacas y remolachas.

Tomás y su abuela se pusieron manos a la obra y empezaron a recolectar las verduras con cuidado y alegría. Mientras trabajaban, escucharon el suave murmullo de un arroyo cercano y el canto de los pájaros que alegraba sus corazones. De repente, un conejito curioso salió de entre los arbustos y se acercó a ellos.

-¡Miren, Abuela, un conejito! -exclamó Tomás emocionado. -Sí, Tomás, los conejitos también disfrutan de la naturaleza y de las deliciosas verduras que encontramos aquí -dijo Doña Rosa mientras acariciaba al tierno animal.

Después de un tiempo, terminaron de recolectar las espinacas y remolachas y regresaron a casa con una gran canasta llena de vegetales frescos.

Esa noche, cocinaron juntos una deliciosa cena con las verduras del bosque y disfrutaron de su comida en familia, agradeciendo a la naturaleza por proveerles de alimentos saludables y deliciosos. Desde ese día, Tomás aprendió la importancia de cuidar la naturaleza y de disfrutar de los regalos que nos brinda el bosque, siempre de la mano de su cariñosa abuela.

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