El día de la huerta



Hipo, el hipopótamo, estaba disfrutando de un soleado día en la huerta junto a su papá. Hacía tiempo que no pasaban un momento juntos, así que decidieron aprovecharlo al máximo.

Mientras caminaban por la tierra húmeda, Hipo dejaba sus grandes huellas marcadas a su paso. - ¡Papá, mira qué divertido es dejar nuestras huellas por aquí! - exclamó emocionado Hipo.

- Sí, hijo, es como si estuviéramos dejando nuestra marca en este hermoso lugar - respondió su papá con una sonrisa. Después de un rato de explorar y jugar en la huerta, decidieron sentarse a disfrutar de un pequeño picnic. Hipo sacó un huevo duro y un helado para comer.

Devoraba todo con ansias, pues le encantaba la comida y siempre tenía mucho apetito. De repente, mientras terminaba el último bocado de helado, Hipo sintió algo extraño en su barriga.

Se quedó quieto por un momento y luego exclamó:- Papá, algo me duele en la barriga... creo que comí demasiado rápido. Su papá se acercó preocupado y le dijo:- Tranquilo Hipo, puede ser que te hayas excedido un poco con la comida. Deberíamos dar un paseo para ayudar a tu digestión.

Así que juntos comenzaron a caminar lentamente por la huerta. Hipo se sentía mejor con cada paso que daban y pronto el malestar en su barriga desapareció por completo. - Gracias papá por cuidar de mí - dijo Hipo con gratitud.

- Siempre estaré aquí para ti, hijo querido - respondió su papá con cariño. Y así, entre risas y juegos, padre e hijo continuaron disfrutando de su día juntos en la hermosa huerta.

Aprendieron que es importante comer con moderación y tomarse el tiempo necesario para disfrutar de cada momento sin prisas ni excesos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!