El Día de las Emociones



Era un hermoso día soleado en el pequeño pueblo de Los Arbolitos. Las flores florecían y los pájaros cantaban. Karen, una niña alegre y risueña, caminaba por el parque cantando.

- ¡Hoy es un gran día! -exclamó Karen mientras giraba con su vestido rosa que brillaba al sol.

Pero después de un rato, algo inesperado sucedió. Por accidente, un grupo de niños al pasar la pelota hizo que Karen tropezara y cayera al suelo.

- ¡Ay! -gritó Karen mientras se limpiaba las lágrimas de la cara.

De repente, ya no estaba tan contenta. En lugar de disfrutar del día soleado, se sentía muy enojada.

Vania, su mejor amiga que siempre estaba a su lado, se acercó rápidamente.

- No llores, Karen. Todos cometemos errores, ¡menos yo! -dijo Vania riéndose ligeramente para intentar alegrarla.

Karen, entre sollozos, le respondió.

- ¡Pero me caí y todos se rieron! -dijo, entre lágrimas.

- Eso no importa -dijo Vania-, lo importante es levantarse y seguir adelante. Además, ¡a veces reírse es mejor que llorar!

Pero Belén, la niña más sabia del grupo, quiso ayudar también. Se acercó y dijo:

- Karen, no dejes que lo que hicieron los demás arruine tu día. Puedes elegir estar feliz.

- Eso suena bonito, Belén, pero ahora estoy enojada y no puedo elegir -contestó Karen, todavía molesta.

Paloma, una niña tranquila que siempre encontraba formas creativas de ver las cosas, estaba durmiendo debajo de un árbol cercano. Fue entonces que decidió despertar justo cuando Karen se sentía más frustrada.

- ¿Qué sucede, chicas? -preguntó Paloma, adormilada.

- Karen se cayó, y ahora está enojada porque los otros niños se rieron de ella -explicó Vania.

- Eso me pasa a mí también a veces -dijo Paloma mientras se estiraba-. Cuando me despierto y me siento de mal humor, me gusta dibujar.

- ¿Dibujar? -preguntó Karen con curiosidad.

- Sí. A veces, cuando estoy enojada, dibujo todo lo que siento. Es como magia, ¡mi enojo desaparece al ponerlo en el papel!

Karen lo pensó un momento y decidió intentar.

- Bueno, tal vez pueda dibujar cómo me siento. ¿Me acompañan? -preguntó.

Las tres amigas fueron a buscar hojas y lápices. Mientras dibujaban, la tristeza de Karen empezó a desvanecerse.

- Miren, estoy dibujando cómo me siento enojada -dijo Karen mientras trazaba líneas de rabia en el papel.

- ¡Es hermoso! -exclamó Vania-. El enojo también puede tener colores vibrantes.

- Así es, a veces solo necesitamos encontrar la forma correcta de expresarlo -agregó Belén.

Mientras tanto, entre risas y creatividad, el enojo de Karen se comenzó a transformar en algo nuevo. Poco a poco, llenó su hoja de colores y formas.

- ¡Miren qué bonito se ve! -dijo ella, dándose cuenta de que también podía divertirse.

- ¡Esa es la actitud! -gritó Vania, y las tres amigas comenzaron a reír.

Page algunas más con diferentes emociones.

Finalmente, después de un rato, Paloma dijo:

- ¿Vieron? A veces está bien sentirse enojado. Lo importante es saber qué hacer con ese enojo.

- ¡Tenés razón, Paloma! -dijo Karen mientras sonreía.

El sol comenzaba a ocultarse, pero ahora el día les parecía aún más hermoso. Las cuatro niñas continuaron creando arte hasta que el cielo se llenó de estrellas, sintiéndose felices juntas al descubrir que sus emociones son parte de ser quienes son.

Al final del día, Karen se dio cuenta de que, aunque el enojo puede llegar en cualquier momento, siempre hay formas de expresarlo y convertirlo en algo positivo.

- Gracias por ayudarme, chicas -dijo Karen, abrazando a cada una de sus amigas.

- ¡Siempre estaremos aquí para vos! -respondieron al unísono.

Desde entonces, cada vez que una de ellas tenía una emoción fuerte, sabían que podían contar con sus amigas para encontrar formas creativas de manejarla, y así el pueblo de Los Arbolitos siguió siendo un lugar lleno de color y amistad.

FIN.

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