El Día de las Sorpresas en Adventista Emanuel
En el centro educativo Adventista Emanuel, un grupo de practicantes entusiastas llegó con la intención de aprender y enseñar a los niños del nivel inicial. Las docentes practicantes, llenas de energía y motivación, se llamaban Maia, Ana y Valeria. Ellas estaban emocionadas por comenzar su jornada en el colegio y hacer que cada día de aprendizaje fuera significativo y divertido.
Al llegar a la sala de clases, las practicantes se encontraron con un desafío: las caritas de los niños estaban un poco tristes. Querían encontrar la manera de alegrar a sus alumnos y hacer que la jornada fuese muy especial. Maia tuvo una brillante idea: ¡por qué no organizar el Día de las Sorpresas!
Las docentes se reunieron y planificaron todo el cronograma del día. Decidieron que cada hora tendría una sorpresa diferente. La primera sorpresa fue una divertida actividad de arte, donde los pequeños pudieron pintar y crear sus propias obras de arte. Las caritas tristes comenzaron a iluminarse con sonrisas, y las docentes se alegraron al ver a sus alumnos tan emocionados.
Después del arte, llegó el momento de la hora del cuento, una de las actividades favoritas de los niños. Ana les contó un cuento mágico sobre aventuras en la selva, y los pequeños prestaron atención a cada palabra, imaginando ser valientes exploradores.
La última sorpresa del día fue un juego al aire libre, donde los niños pudieron correr, saltar y jugar juntos. La risa y la diversión inundaron el patio del colegio, y las docentes observaban con alegría cómo sus alumnos disfrutaban cada momento.
Al final del día, los niños estaban radiantes, y las docentes practicantes sabían que habían logrado crear un día inolvidable. Los padres de los pequeños llegaron a buscarlos y se sorprendieron al escuchar sobre el Día de las Sorpresas. Los niños no paraban de hablar sobre lo divertido que fue cada momento y agradecían a Maia, Ana y Valeria por hacer de ese día algo tan especial.
Desde ese día, en Adventista Emanuel, el Día de las Sorpresas se convirtió en una tradición. Los niños siempre esperaban con ansias las actividades inesperadas y emocionantes que las docentes practicantes preparaban con tanto cariño. Y Maia, Ana y Valeria sabían que habían encontrado la clave para crear aprendizajes significativos: la combinación perfecta de diversión, sorpresas y amor.
FIN.