El día de las Sorpresas en el Jardín
En el Jardín Botánico, la señorita Ana era la profesora de una clase de 15 niños muy divertidos y curiosos. Todos los días, la clase se llenaba de risas, juegos y aprendizaje. Un día, la señorita Ana les dijo a sus alumnos: "Hoy será un día lleno de sorpresas y aventuras. Vamos a realizar actividades inesperadas que nos harán aprender y divertirnos mucho". Los ojitos de los niños se iluminaron de emoción.
La primera sorpresa fue una visita al invernadero, donde los niños descubrieron plantas exóticas y aprendieron sobre la importancia de cuidar la naturaleza. Luego, la señorita Ana les propuso una actividad de ciencias: cada niño debía traer algo de la naturaleza para estudiarlo y compartir sus descubrimientos con la clase. Los niños salieron al jardín y recolectaron hojas, flores, piedras y hasta algún insecto inofensivo.
Al día siguiente, en el aula, cada niño expuso su hallazgo y explicó por qué lo había elegido. Fue increíble ver cómo los pequeños explicaban con entusiasmo lo que habían aprendido sobre la naturaleza.
Pero la sorpresa más grande aún estaba por llegar. La señorita Ana les anunció una excursión al bosque cercano. Los niños se emocionaron tanto que no paraban de hablar sobre todo lo que iban a encontrar. Al llegar al bosque, la señorita Ana les propuso un desafío: tenían que encontrar y recolectar objetos que representaran la diversidad y la belleza de la naturaleza. Los niños se dispersaron entre los árboles y, a medida que encontraban tesoros naturales, los iban compartiendo con sus compañeros. Al final del día, volvieron al jardín botánico con una colección impresionante: ramas, piñas, hojas multicolores y algunas flores silvestres.
Siguiendo el ejemplo de la naturaleza, la señorita Ana les propuso una última actividad: cada niño debía crear su propia obra de arte usando los objetos recolectados. Los pequeños se sumergieron en la creatividad y obtuvieron resultados maravillosos. Al exhibir sus obras, se sorprendieron al observar la diversidad de sus creaciones, reflejando la belleza natural que habían descubierto en el bosque.
Esa tarde, los niños se despidieron con una sonrisa en sus rostros y con la satisfacción de haber vivido un día lleno de sorpresas y aprendizaje. La señorita Ana también se sentía plena al ver el entusiasmo y la felicidad de sus alumnos. Desde ese día, el cariño por la naturaleza y la creatividad siempre los acompañaría en su camino de aprendizaje.
FIN.