El día de los globos mágicos



En un soleado día de verano, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, vivían tres amigos muy especiales: Toto, Lola y Nico. Ellos adoraban divertirse juntos y siempre estaban en busca de aventuras emocionantes.

Un día, mientras paseaban por el parque, vieron a un mago callejero que hacía figuras con globos de colores. Los ojos de los niños brillaron de emoción al ver esas maravillas. El mago, al notar la alegría en los pequeños, les regaló tres globos mágicos.

-¡Estos globos especiales pueden volar si los inflan con la canción de la alegría! - les explicó el mago. Los niños no podían creerlo, ¡globos mágicos! Corrieron al río cercano, donde sabían que estarían seguros de volar los globos.

Allí, comenzaron a hincharlos mientras cantaban la canción de la alegría. Para su asombro, los globos comenzaron a elevarse en el aire, flotando majestuosamente sobre el agua. Los niños rieron y jugaron con los globos mientras se mecían suavemente con la brisa.

De repente, una ráfaga de viento fuerte se llevó los globos lejos, sobre las montañas. Los niños se abrazaron con tristeza, pensando que habían perdido para siempre sus globos mágicos.

Sin embargo, en ese momento, el río comenzó a brillar con un resplandor mágico, y de la superficie emergieron tres criaturas míticas: un delfín, un unicornio y un dragón, cada uno con un globo mágico en la boca.

-¡Venimos para devolverles sus globos! - dijo el unicornio con una voz melodiosa. Los niños no podían creer lo que veían, ¡criaturas míticas en la vida real! Los animales entregaron los globos a los niños y les enseñaron que la magia reside en la imaginación y la amistad.

A partir de ese día, Toto, Lola y Nico aprendieron a apreciar la diversión, la música y la alegría, sabiendo que la verdadera magia está en el corazón de quienes comparten momentos especiales.

Con sus globos mágicos en mano, continuaron su camino, listos para más aventuras increíbles.

FIN.

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