El Día de Lucas en la Escuela



Lucas se despertó una mañana soleada con ganas de explorar. Hoy era un día especial, porque su maestra, la seño Ana, iba a llevar a toda la clase a la feria de ciencias de la escuela. Se vistió rápido, se puso su remera azul favorita y corrió al desayuno.

"¡Mamá, hoy tengo que contarle a la seño Ana cuán importante es el agua para las plantas!" - dijo Lucas con una sonrisa de oreja a oreja.

Su mamá le respondió mientras le hacía un sándwich "¡Eso es genial, Lucas! Sabías que el agua es esencial para que todo crezca, ¿verdad?"

"Sí, y también me gusta ver cómo las semillas se convierten en flores. ¡Es mágico!" - respondió Lucas emocionado.

Al llegar a la escuela, sus compañeros ya estaban en el patio.

"¡Hola, Lucas!" - gritaron Valen y Sofi desde el columpio.

"¡Hola!" - Lucas saludó tímidamente y se dirigió al grupo.

Los niños empezaron a hablar sobre qué experimentos iban a mostrar en la feria. Lucas escuchaba con atención.

"Yo voy a hacer un volcán de bicarbonato de sodio, ¡se ve espectacular!" - dijo Valen

"Yo haré un cohete de papel" - agregó Sofi.

Lucas comenzó a sentirse un poco nervioso, pero recordó su proyecto sobre el agua y cómo le gustaba explicarlo. Con un profundo suspiro, decidió unirse a la conversación.

"Mi proyecto es sobre las plantas y cómo necesita agua para crecer. Les voy a mostrar un dibujo que hice de una planta con cara feliz."

Valen y Sofi se miraron y sonrieron.

"¡Eso suena muy divertido, Lucas!" - dijo Sofi.

Después del timbre, todos se dirigieron a clase. La seño Ana les dio instrucciones sobre los requisitos del trabajo y cuándo debían presentar sus proyectos.

"Recuerden, chicos, pueden usar colores y hacer dibujos, ¡lo más importante es que se diviertan!"

Lucas se sintió aliviado. Sabía que, aunque a veces podía tener dificultades, su proyecto lo emocionaba. La seño Ana siempre decía que cada proyecto era especial porque reflejaba quiénes eran.

A medida que pasaba la hora, su mente pensaba en sus colores favoritos: el azul y el verde. Al final de la mañana, decidió que iba a dibujar una lluvia sobre una planta con un gran sol brillante.

La recreo llegó y todos estaban jugando a la pelota. Lucas prefería estar en la sombra cerca de los arbustos, observando a las hormigas trabajar. De repente, escuchó que Valen estaba triste porque había perdido su pelota.

"¿Qué pasó, Valen?" - preguntó Lucas acercándose.

"Perdí mi pelota. La tiré demasiado fuerte y cayó en esos arbustos." - respondía Valen, mirando hacia el jardín.

Lucas pensó por un momento y dijo:

"Podemos buscar juntos. A veces, si tenemos paciencia, encontramos lo que se ha perdido. Yo puedo mirar aquí mientras vos mirás allá."

Valen sonrió, agradecido, y ambos comenzaron a buscar. Después de unos minutos, Lucas vio algo rojo brillando entre las hojas.

"¡Acá está! ¡Tu pelota!" - gritó Lucas sosteniéndola con orgullo. Valen lo abrazó,

"¡Sos un genio, Lucas!" - dijo.

Sintiéndose muy feliz, Lucas se unió a Valen y Sofi mientras pateaban la pelota por un rato.

Llegó la hora de presentar los proyectos y Lucas tomó aire.

"¡Hola a todos! Este es mi proyecto sobre el agua y las plantas. Aquí tengo el dibujo de una planta feliz".- se atrevió a decir.

Sus compañeros lo miraban con atención, y Lucas se dio cuenta de que a pesar de ser diferente, tenía una voz que valía la pena escuchar.

Al final, cuando todos terminaron de hablar, la seño Ana aplaudió.

"¡Bravo, chicos! Cada uno de ustedes hizo un gran trabajo. Lucas, me encantó tu proyecto. ¡Las plantas son muy importantes, y tú lo explicaste muy bien!"

Lucas sintió que su corazón se expandía de felicidad.

El día terminó con una gran sonrisa en su rostro. Aprendió que, aunque le costaba un poco, compartir y ser parte del grupo era posible. A veces, basta con una mínima acción para ser valorado y apreciado.

Cuando volvió a casa, Lucas no podía dejar de contarle a su mamá sobre su día.

"Mamá, hoy encontré la pelota de Valen, y también hablé de mi proyecto ante todos. Fue increíble. ¡Me siento fuerte como una planta!" - exclamó.

Su mamá sonrió con dulzura

"Siempre recordá, Lucas, que cada día es una nueva aventura y vos tenés una luz especial que brilla. ¡Estoy tan orgullosa de vos!"

FIN.

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