El día del dibujo mágico en la plaza
En una pequeña ciudad llamada Alegría, había una plaza llena de colores y risas donde los niños siempre encontraban la mejor forma de divertirse.
Un día soleado, Lucas, un niño curioso y creativo, decidió llevar sus lápices de colores y su cuaderno de dibujo para disfrutar de una tarde de arte al aire libre. Al llegar a la plaza, se sentó en un banco y comenzó a dibujar: niños jugando, corriendo, riendo y saltando.
De repente, su dibujo cobró vida y los personajes comenzaron a moverse. Sorprendido, Lucas observó cómo los niños pintados en su cuaderno tomaban vida y se dirigían a la fuente para mojarse los pies. - ¡Esto es increíble! - exclamó Lucas asombrado.
Los niños pintados se acercaron a él y le pidieron que les pintara caritas divertidas. Lucas les dibujó caritas sonrientes y llenas de colores, y al instante, los niños reales en la plaza sintieron una alegría indescriptible.
A partir de ese momento, cada vez que Lucas dibujaba algo en su cuaderno, cobraba vida en la plaza. Los niños jugaban, bailaban y disfrutaban de las creaciones de Lucas. Sin embargo, un día, un niño triste y solitario llegó a la plaza.
No quería jugar ni reír. Lucas decidió dibujar un amigo para él, pero para su sorpresa, el dibujo no cobró vida como era de costumbre. Preocupado, Lucas se acercó al niño y le preguntó qué le pasaba.
El niño le contó que se sentía solo y que no tenía a nadie con quien jugar. Entonces, Lucas tuvo una idea. Dibujó una gran puerta en su cuaderno y pidió al niño que la abriera.
Al hacerlo, descubrieron que detrás de la puerta había un mundo mágico lleno de juegos, aventuras y nuevos amigos. El niño solitario sonrió por primera vez y corrió a disfrutar de ese mundo junto a los demás niños.
Desde ese día, la plaza de Alegría se convirtió en un lugar donde la magia de los dibujos y la generosidad de Lucas transformaron la vida de todos los niños. Y así, Lucas descubrió que con creatividad, amistad y empatía, se pueden crear mundos mágicos donde todos pueden ser felices.
FIN.