El Día del Niño en la Aldea Feliz



En la Aldea Feliz, un lugar mágico donde viven seres encantadores, había una gran celebración: el Día del Niño. Los niños de la aldea estaban emocionados, ya que cada año se organizaba un evento especial para festejarlos.

- ¡Feliz Día del Niño! -se saludaban los pequeños con entusiasmo, saltando y riendo por las coloridas calles.

El hada madrina, Doña Aurora, estaba ocupada preparando sorpresas para los niños. Decidió organizar un concurso de talentos, donde cada niño podría demostrar sus habilidades especiales. Pero había un detalle: Ezequiel, un niño tímido que soñaba con tocar el violín en el concurso, nunca había mostrado su talento en público.

- ¿Participar? No puedo, no lo lograría -se lamentaba Ezequiel ante sus amigos.

- ¡Claro que sí! ¡Tienes un don maravilloso, Ezequiel! -lo alentaban sus amigos, buscando animarlo.

El día del concurso, Ezequiel llegó al escenario, con las manos temblorosas y el corazón acelerado. Tomó su violín, cerró los ojos y empezó a tocar una melodía mágica. El sonido envolvente del violín llenó el ambiente, asombrando a todos los presentes. Al terminar, la aldea entera estalló en aplausos y ovaciones. Ezequiel, con los ojos brillantes, sonreía emocionado.

- ¡Ezequiel, eres increíble! -lo felicitó Doña Aurora, emocionada por su talento.

La celebración continuó con juegos, dulces y risas. Los niños se sentían llenos de alegría y orgullo por sus talentos. Ezequiel aprendió que la valentía y la confianza en uno mismo pueden traer resultados maravillosos. Desde ese día, Ezequiel se convirtió en el músico oficial de la Aldea Feliz, alegrando los corazones de todos con su hermosa música. El Día del Niño dejó una lección importante: cada niño tiene un talento especial, solo necesita descubrirlo y tener confianza para brillar.

FIN.

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