El Día del Tsunami
Había una vez en una hermosa playa llamada "La Felicidad", donde todos los días las familias se reunían para disfrutar del sol, la arena y el mar.
Los niños jugaban a construir castillos de arena, mientras los padres descansaban bajo las sombrillas. Un día soleado como cualquier otro, un pequeño llamado Martín decidió aventurarse más allá de la orilla para buscar almejas marinas.
Mientras caminaba, notó que el agua comenzaba a retirarse rápidamente y se preguntó por qué sucedía eso. De repente, escuchó un fuerte rugido proveniente del horizonte. Martín miró hacia atrás y vio una enorme ola acercándose rápidamente hacia la playa.
El miedo se apoderó de él y corrió tan rápido como pudo para advertir a las demás personas sobre el peligro inminente. "¡Chicos! ¡Rápido! ¡Viene un tsunami!", gritó Martín desesperadamente.
Todos levantaron sus cabezas confundidos al principio, pero luego vieron cómo se formaba esa gigantesca ola que amenazaba con destruir todo a su paso. El pánico invadió la playa mientras todos corrían en busca de refugio seguro. En medio del caos, Martín divisó a Juanita, una niña asustada que no sabía qué hacer.
Sin pensarlo dos veces, Martín corrió hacia ella y le tomó la mano con fuerza. "¡Vamos Juanita! ¡Tenemos que encontrar un lugar alto!" exclamó Martín decidido. Los dos niños corrieron lo más rápido posible hasta llegar a una colina cercana.
Desde allí, observaron cómo el tsunami arrasaba con todo a su paso, llevándose consigo sombrillas, castillos de arena y juguetes. Después de un rato, la ola finalmente se retiró y la playa quedó en silencio.
Martín y Juanita bajaron cautelosamente de la colina para ver qué había quedado. "¡Mira Martín! ¡Hay personas atrapadas en los restos!", exclamó Juanita señalando hacia un montón de madera flotante. Sin pensarlo dos veces, Martín y Juanita se acercaron al lugar.
Usando sus pequeñas pero fuertes manos, lograron rescatar a varias personas que estaban luchando por sobrevivir. Entre los rescatados estaba Don Pedro, un anciano sabio que siempre les contaba historias increíbles sobre el mar.
Agradecido por haber sido salvado, Don Pedro reunió a todos los sobrevivientes en círculo. "Queridos amigos -dijo Don Pedro con voz serena-, hoy hemos vivido una experiencia muy peligrosa pero también muy valiosa. El mar es hermoso pero también puede ser poderoso y peligroso.
"Los niños asintieron con atención mientras escuchaban atentamente las palabras del anciano. "Es importante aprender a respetar al mar y tomar precauciones cuando estamos cerca de él", continuó Don Pedro. "Nunca debemos subestimar su fuerza. "Martín levantó su mano emocionado.
"¿Cómo podemos hacer eso?" preguntó curioso. Don Pedro sonrió. "Podemos aprender más sobre las señales del mar antes de ir a nadar o jugar cerca de él. Además, siempre debemos estar atentos a cualquier cambio repentino en el agua o en la playa.
"Los niños asintieron con entusiasmo y prometieron recordar las palabras de Don Pedro.
Desde ese día, Martín y Juanita se convirtieron en los guardianes de la playa "La Felicidad", enseñando a otros niños sobre la importancia de respetar al mar. Y así, gracias a su valentía y determinación, Martín y Juanita lograron convertir una tragedia en una lección para todos.
Aprendieron que juntos pueden enfrentar cualquier desafío y que la seguridad es lo más importante cuando estamos cerca del mar. Desde aquel día, cada vez que alguien visita "La Felicidad", recuerda la historia de Martín y Juanita como un ejemplo inspirador de cómo superar situaciones difíciles y aprender lecciones importantes para cuidarnos unos a otros.
FIN.