El día en el parque


Era un hermoso día de sol y María, Marco y Sofía estaban emocionados porque iban a ir al parque de atracciones. Llegaron corriendo y se dirigieron directamente a la noria, su atracción favorita.

- ¡Vamos a subir a la noria primero! - exclamó María con entusiasmo. Los tres amigos hicieron fila y esperaron ansiosos su turno. Finalmente, llegó el momento de subir a los carritos que los llevarían por lo alto del parque.

Pero justo cuando estaban a punto de comenzar el recorrido, la noria se detuvo abruptamente. - ¡Oh no! ¿Qué ha pasado? - preguntó Marco preocupado. El encargado del parque salió corriendo hacia la noria para ver qué había ocurrido.

Después de unos minutos regresó con una mala noticia:- Lo siento chicos, pero parece que la noria se ha estropeado y no podremos usarla hoy. Estamos trabajando para arreglarla lo más pronto posible. María, Marco y Sofía se miraron decepcionados.

Habían esperado tanto tiempo para subirse a la noria y ahora no podrían hacerlo. Pero en lugar de dejarse vencer por la tristeza, los tres amigos decidieron aprovechar el día al máximo explorando las demás atracciones del parque.

Descubrieron montañas rusas emocionantes, carruseles coloridos y juegos divertidos que les hicieron olvidar momentáneamente su desilusión por no poder subirse a la noria. Mientras paseaban por el parque, escucharon una música pegajosa proveniente de un escenario.

Se acercaron curiosos y vieron a un grupo de payasos haciendo malabares y contando chistes. - ¡Eso se ve divertido! - exclamó Sofía emocionada. Los tres amigos se acercaron al escenario y comenzaron a reírse junto con los demás espectadores.

Los payasos eran tan graciosos que pronto olvidaron por completo la noria estropeada. Después de disfrutar del show de los payasos, María, Marco y Sofía encontraron una atracción de juegos mecánicos en la que podían subirse a pequeños autos que simulaban ser coches de carrera.

Rápidamente se montaron en ellos y empezaron a competir entre sí, riendo y gritando como si fueran pilotos profesionales.

A medida que pasaba el día, los tres amigos descubrieron nuevas atracciones emocionantes e incluso hicieron nuevos amigos en el parque. Se dieron cuenta de que había muchas más cosas divertidas para hacer además de subirse a la noria.

Al final del día, cuando estaba por cerrar el parque, María, Marco y Sofía se sentaron juntos en un banco para descansar un poco antes de irse. Miraron hacia la noria estropeada y sonrieron. - Aunque no pudimos subirnos hoy - dijo María -, nos divertimos mucho igualmente.

- Sí, aprendimos que siempre hay algo bueno aún cuando las cosas no salen como esperamos - agregó Marco. Sofía asintió con entusiasmo y dijo:- Y también aprendimos a disfrutar cada momento sin preocuparnos demasiado por lo que no podemos tener o hacer.

Con esa nueva perspectiva, los tres amigos se levantaron del banco y se fueron del parque de atracciones con una sensación de plenitud en sus corazones.

Aunque no habían podido subirse a la noria, habían descubierto que la verdadera diversión estaba en disfrutar cada momento y encontrar alegría en las pequeñas cosas de la vida.

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