El día en el parque con Hello-Kitty
Mili era una niña muy feliz, tenía una gatita llamada Hello-Kitty que era su mejor amiga. Juntas hacían muchas travesuras y se divertían mucho. Hello-Kitty era muy suavecita y le encantaba esconderse en los lugares más inesperados.
Un día, Mili decidió que quería sacar a pasear a Hello-Kitty por el parque, pero se dio cuenta de que la gatita estaba muy sucia y desordenada. Así que Mili decidió darle un baño antes de salir.
"Hello-Kitty, vamos a bañarte para que puedas estar limpia y hermosa para nuestro paseo por el parque", dijo Mili mientras buscaba los productos de limpieza.
Pero Hello-Kitty no estaba muy emocionada con la idea del baño, ella prefería seguir jugando y escondiéndose por toda la casa. "No quiero bañarme, estoy bien así como estoy", respondió la gatita con una mueca en su rostro. Mili intentó persuadirla de todas las formas posibles, pero Hello-Kitty seguía negándose al baño.
Entonces Mili tuvo una idea:"Si te doy un premio después del baño ¿te animas?" preguntó Mili con picardía. Hello-Kitty levantó sus orejas al escuchar lo del premio. Ella adoraba recibir regalos. "¿Qué tipo de premio?" preguntó curiosa.
"¡Sorpresa! Pero primero debes tomar el baño", respondió Mili sonriendo triunfante. Finalmente, Hello-Kitty aceptó tomar el baño. Mili la lavó con agua tibia y champú, y la secó cuidadosamente con una toalla suave.
La gatita estaba tan limpia y esponjosa que parecía un peluche. "¡Wow! ¡Estás hermosa Hello-Kitty! Ahora vamos a buscar tu premio", dijo Mili emocionada. Juntas salieron al parque, donde encontraron a un grupo de niños jugando.
Mili se acercó a ellos y les preguntó si querían jugar con ella y su gatita. Los niños aceptaron encantados.
Mientras los niños jugaban, Mili sacó de su mochila varios juguetes para Hello-Kitty: una pelota, un ratón de juguete y una caja llena de golosinas para gatos. Hello-Kitty estaba tan feliz que no paraba de maullar y ronronear mientras jugaba con sus nuevos amigos. Y Mili también estaba muy contenta de haber cumplido su promesa.
De regreso en casa, Hello-Kitty se durmió plácidamente en el regazo de Mili. La niña sonrió al ver lo feliz que estaba su amiga felina gracias al baño y el premio sorpresa.
Y así, aprendió que aunque algunas cosas pueden ser incómodas o molestas en el momento, pueden tener recompensas maravillosas si las hacemos bien.
FIN.