El día en el parque de Cuento de Unicornio


Había una vez un lindo unicornio llamado Cuento que estaba emocionado por ir al parque a jugar con sus amigos. Se levantó temprano, se puso su mejor pelaje brillante y salió trotando hacia el parque. Al llegar, miró a su alrededor con entusiasmo, pero se dio cuenta de que no había ningún amigo unicornio a la vista. Cuento se sintió triste y desanimado. Decidió dar un paseo por el parque, esperando encontrar a alguien con quien jugar. En su recorrido, se topó con un simpático conejito que estaba saltando de un lado a otro. Cuento se acercó al conejito y le preguntó:

- ¿Hola, pequeño conejito! ¿Te gustaría jugar conmigo?

El conejito le respondió:

- Lo siento, señor unicornio, pero hoy tengo que recolectar zanahorias para mi familia. Pero te sugiero que busques a Dino, el dinosaurio. Siempre está dispuesto a jugar.

Cuento agradeció al conejito y se dispuso a buscar a su nuevo amigo. Después de un rato, encontró a Dino, el dinosaurio, que estaba practicando sus saltos con aros. Cuento se acercó a él y le preguntó:

- ¡Hola, Dino! ¿Quisieras jugar conmigo?

Dino, con una sonrisa en su rostro, respondió:

- Lo siento, amigo unicornio, pero hoy estoy practicando para el gran concurso de saltos. Pero escuché que Dolly, la oveja, está buscando compañía para bailar en el prado. Seguro que ella querrá jugar contigo.

Animado por la sugerencia de Dino, Cuento se dirigió al prado y encontró a Dolly, la oveja, que estaba dando elegantes pasos de baile. Con timidez, Cuento se acercó a ella y le preguntó:

- ¡Hola, Dolly! ¿Te gustaría jugar conmigo?

Dolly, con amabilidad, respondió:

- Lo siento, querido unicornio, pero hoy estoy practicando para la presentación de baile en la granja. Pero he oído que Lola, la mariposa, está buscando amigos para volar por el parque. Seguro que ella estará encantada de jugar contigo.

Entonces, Cuento se encaminó hacia el área de las flores y, efectivamente, encontró a Lola, la mariposa, revoloteando con gracia entre las flores. Con esperanza en su corazón, se acercó a ella y le preguntó:

- ¡Hola, Lola! ¿Quisieras jugar conmigo?

Lola, con una sonrisa brillante, respondió:

- ¡Claro que sí, Cuento! Me encantaría volar y jugar contigo en el parque.

Cuento y Lola pasaron el resto del día riendo, volando entre las flores y divirtiéndose como nunca antes. Aprendieron que aunque a veces es difícil encontrar amigos para jugar, con un poco de perseverancia y amabilidad, siempre se puede encontrar a alguien dispuesto a compartir momentos especiales. Al final del día, Cuento regresó a casa con el corazón lleno de alegría, sabiendo que siempre habrá amigos esperando para jugar juntos en el parque.

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