El día en el zoológico


en el parque. Un día, mientras estábamos en el parque jugando a la pelota, Camila me miró con tristeza y me dijo:- ¿Por qué siempre tenemos que jugar lo mismo? Me gustaría hacer algo diferente.

- Claro, ¿qué te gustaría hacer? - Quiero ir al zoológico. Nunca fui y me encantaría ver a los animales. Me sorprendió su pedido ya que nunca habíamos hablado de ir al zoológico antes.

Pero no pude resistirme a esa carita tan tierna y acepté llevarla. Cuando llegamos al zoológico, Camila estaba muy emocionada y corrió hacia las jaulas para ver a los animales.

Pero después de un rato caminando bajo el sol, empezó a cansarse y se sentó en una banca. - Estoy cansada -dijo-. No puedo caminar más. Entonces recordé que había visto unos carritos para niños cerca del ingreso. Fui rápidamente por uno y cuando regresé con él, Camila se subió felizmente.

Comenzamos a recorrer el zoológico de una manera más cómoda y relajada.

Mientras íbamos viendo los diferentes animales, Camila me hacía preguntas sobre ellos: "¿Por qué ese mono tiene la cola tan larga?", "¿Cómo duermen los leones?", "¿Qué comen las jirafas?" Yo intentaba responderle lo mejor posible e incluso aprendía cosas nuevas yo también. Pero entonces llegamos a la sección de los elefantes. Había un elefante bebé jugando en su recinto junto a su madre.

De repente, la madre se alejó y el elefante bebé comenzó a llorar desconsoladamente. Camila se puso muy triste al verlo. - ¿Por qué llora? -preguntó. - Probablemente extraña a su mamá. Pero no te preocupes, ella volverá pronto.

Esperamos un rato más y efectivamente, la madre volvió hacia su cría y el elefantito dejó de llorar. Camila sonrió aliviada. Después de recorrer todo el zoológico, nos sentamos en una banca para descansar antes de irnos.

Fue entonces cuando Camila me dijo:- Gracias por traerme al zoológico. Me encantó ver a los animales y aprender cosas nuevas sobre ellos. Me llené de orgullo al escuchar sus palabras y le dije:- Me alegra que hayas disfrutado tanto este día.

Pero lo más importante es que aprendiste algo nuevo: que todos los seres vivos tienen emociones como nosotros y merecen nuestro respeto y cuidado. Camila asintió con la cabeza mientras sonreía felizmente.

Ese día aprendimos juntas algo valioso: la importancia del respeto hacia los demás seres vivos y la diversidad de actividades que podemos hacer para divertirnos juntos sin tener siempre que hacer lo mismo.

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