El día en la playa


Martín estaba emocionado. El verano por fin había llegado, y eso significaba que era tiempo de ir a la playa con su papá. Desde que se levantó, no paraba de brincar y de contar los minutos para salir de casa.

"¡Vamos, papá, vamos a la playa ya!" -dijo Martín, con los ojos brillando de alegría. Papá puso las cosas en la mochila y juntos salieron hacia la costa.

Al llegar, Martín corrió hacia el mar y sintió la brisa fresca en su rostro. Pero de repente, un grupito de niños comenzó a burlarse de Martín por su traje de baño. Martín se sintió muy triste y avergonzado.

"Papá, ¿podemos irnos a casa? No me siento bien aquí" -dijo Martín con los ojos llenos de lágrimas. Papá abrazó a Martín y le explicó que en la vida, a veces hay personas que pueden ser crueles, pero no debemos dejar que sus palabras nos hagan daño.

Juntos, decidieron dar un paseo por la orilla y disfrutar del resto del día. Durante el paseo, Martín encontró conchas marinas hermosas y vio a un delfín saltando en el agua. Poco a poco, su tristeza se fue desvaneciendo.

Al regresar a casa, Martín le agradeció a su papá por ayudarlo a sentirse mejor. "Gracias, papá. Aprendí que no debo dejar que las palabras hirientes me hagan sentir mal. Siempre habrá cosas bonitas a nuestro alrededor para disfrutar".

Esa noche, Martín se durmió con una sonrisa en el rostro, recordando que, incluso en los momentos tristes, siempre hay algo bueno por lo que sentirse agradecido.

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