El día en la playa



Sara y su amiga Osita estaban emocionadas porque era un hermoso día de sol en la playa. Decidieron dar un paseo por la orilla y recolectar conchas y tesoros que el mar había dejado.

Mientras caminaban, escucharon un ruido extraño proveniente de un pequeño bosque cercano. Osita, un poco asustada, preguntó a Sara qué creía que era. -¡No lo sé, pero vamos a descubrirlo! -dijo Sara con valentía. Al acercarse al bosque, vieron algo enorme moviéndose entre los árboles.

Era un monstruo grande y animal. Osita comenzó a temblar de miedo, pero Sara la abrazó y le susurró al oído: -Tranquila, juntas podemos enfrentar cualquier cosa.

El monstruo se acercó lentamente, pero para sorpresa de las amigas, no parecía enojado, sino triste. Sara se acercó con cautela y le preguntó por qué estaba tan triste. El monstruo le contó que se sentía solo y que la gente solía asustarse al verlo, por lo que se alejaba de todos.

Sara, con ternura en su voz, le explicó que no todos le temían, y que incluso ella y Osita estaban dispuestas a ser sus amigas.

El monstruo se sorprendió por las palabras de Sara, pero al ver la amabilidad en sus ojos, decidió confiar en ellas. Juntos pasaron el día jugando en la playa, construyendo castillos de arena y riendo. El monstruo se dio cuenta de que no todos eran malos y que la amistad podía venir de lugares inesperados.

Al final del día, el monstruo se despidió de sus nuevas amigas con una sonrisa en el rostro.

Sara y Osita regresaron a casa sintiéndose felices por haber ayudado a alguien que lo necesitaba, y aprendieron que la amistad y la bondad pueden cambiar incluso a los monstruos más grandes.

FIN.

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