El día en que Copito aprendió las reglas



Había una vez en un bosque, una familia de conejos compuesta por papá Conejo, mamá Coneja y sus tres pequeños hijos: Canela, Zanahoria y el más curioso de todos, Copito.

Ese día era el primer día de escuela para los pequeños conejitos. "¡Vamos chicos! Es hora de ir a la escuela", dijo mamá Coneja mientras preparaba las mochilas. "¿Qué hay en mi mochila?", preguntó Copito emocionado.

"Tienes tu cuaderno, lápices y una manzana para el recreo", respondió mamá Coneja sonriendo. Los conejitos se pusieron en marcha hacia la escuela. El camino estaba lleno de flores silvestres y árboles frondosos.

Mientras caminaban, Canela iba contando chistes y Zanahoria tarareaba una canción que aprendió en casa. Pero Copito no prestaba atención al camino porque su curiosidad lo llevó a desviarse del camino principal. "Esperen chicos, quiero ver qué hay detrás de estos arbustos", dijo Copito saltando hacia ellos.

Mamá Coneja se dio cuenta rápidamente que su hijo había desaparecido del grupo. "¡Copito! ¡Ven aquí ahora mismo!" gritó con preocupación mientras buscaba entre los arbustos. Pero no encontraron rastro alguno del pequeño conejo travieso.

Los otros dos hermanos comenzaron a llorar asustados porque su hermano había desaparecido sin dejar rastro. Mamá Coneja decidió buscar ayuda en el bosque. Se encontró con un zorro sabio y le pidió su ayuda para encontrar a su hijo desaparecido.

El zorro, que conocía bien el bosque, se ofreció a ayudar. "No te preocupes mamá Coneja, sé exactamente dónde buscar", dijo el zorro mientras la guiaba hacia una cueva en las profundidades del bosque.

Allí encontraron al pequeño Copito jugando con una mariposa. Estaba tan concentrado en su juego que ni siquiera notó que había sido encontrado. "¡Copito! ¡Qué susto nos diste! No debiste alejarte del camino", dijo mamá Coneja abrazándolo fuertemente.

"Pero mamá, quería ver qué había detrás de los arbustos", respondió Copito con una sonrisa traviesa. Mamá Coneja explicó a Copito sobre la importancia de seguir las reglas y mantenerse en el camino seguro.

Les recordó lo importante que era estar juntos como familia y cuidarse mutuamente. Los conejitos regresaron a casa felices y emocionados por haber tenido una aventura emocionante en su primer día de escuela.

A partir de ese día, Copito aprendió que aunque la curiosidad es buena, también debe ser responsable y seguir las reglas para mantenerse seguro junto a su familia.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!