El día en que el sol se puso amarillo



Había una vez en un hermoso lugar llamado la Tierra de los Colores, donde habitaban todos los colores del arcoíris. En esta tierra, cada día era único y especial, pero un día algo inesperado sucedió: el sol se despertó y se dio cuenta de que había perdido su color brillante.

El sol, preocupado, decidió emprender un viaje por la Tierra de los Colores en busca de ayuda. En su camino, se encontró con el simpático Conejo Amarillo, quien al ver al sol triste le preguntó: "¿Qué te sucede, señor Sol? Nunca te había visto así".

El sol le explicó al Conejo Amarillo cómo había perdido su color, y el pequeño conejo, lleno de valentía, se ofreció a ayudarlo. Juntos, emprendieron un viaje en busca del color amarillo perdido.

Recorrieron prados, cruzaron ríos y escalaron montañas, buscando por todos lados. Finalmente, llegaron al Valle de las Flores, donde encontraron a la mariposa Amarilla, la más brillante y alegre de todas. El Conejo le pidió ayuda, y la mariposa, con su delicadeza, les mostró el camino hacia el color amarillo.

Tras una aventura llena de diversión y emoción, el sol recuperó su radiante color amarillo, y la Tierra de los Colores volvió a llenarse de luz y alegría. El sol y el Conejo Amarillo se despidieron con una gran sonrisa, agradecidos por la valiosa amistad que habían formado.

Desde ese día, el sol brillaba más fuerte que nunca, y todos en la Tierra de los Colores celebraron la valentía y la amistad que les devolvieron la alegría.

"Gracias, amiga mariposa, y gracias a ti, Conejo Amarillo, por ayudarme a encontrar mi color", dijo el sol radiante de felicidad.

"¡Fue un placer ayudarte, señor Sol! Siempre estaremos aquí para ti", respondió el Conejo Amarillo con una gran sonrisa.

FIN.

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