El Día en que Gerónimo Aprendió a Cuidarse


Gerónimo era un maestro de psicología en la universidad. Siempre fue conocido por su dedicación y pasión por su trabajo, pero su excesiva carga de trabajo eventualmente comenzó a afectar su salud.

A pesar de estar cansado y estresado, Gerónimo seguía trabajando arduamente, sin tomarse descansos ni cuidar de sí mismo. Un día, mientras estaba dando una clase, se desplomó. Fue llevado de urgencia al hospital. En la habitación del hospital, Gerónimo reflexionó sobre lo que le había sucedido.

Se dio cuenta de que su afán por ser el mejor maestro lo llevó a descuidar su salud. Decidió que era hora de hacer un cambio.

Al día siguiente, cuando regresó a la universidad, en lugar de sumergirse en una montaña de papeles y correos electrónicos, decidió tomarse un descanso. Salió a caminar un rato por el campus y respiró aire fresco. Cuando llegó a su oficina, se aseguró de tomarse unos minutos para relajarse y meditar.

Se permitió disfrutar de un almuerzo tranquilo y nutritivo. A lo largo de la semana, Gerónimo mantuvo esta rutina de cuidado personal. Para su sorpresa, notó que su trabajo era más efectivo y su disfrute por enseñar volvió a florecer.

Se sentía más tranquilo y menos estresado. Los estudiantes incluso notaron un nuevo brillo en sus ojos. Comenzaron a acudir a él en busca de orientación, inspirados por su renovada energía y entusiasmo.

Gerónimo aprendió que cuidar de sí mismo no solo era beneficioso para él, sino que también mejoraba su capacidad para ayudar a los demás. Desde aquel día, Gerónimo enseñó a sus estudiantes la importancia de equilibrar el trabajo con el cuidado personal.

Les recordó que, para cuidar a los demás, primero debemos cuidarnos a nosotros mismos.

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