El día en que los amigos aprendieron a comunicarse



En un bosque encantado vivían cinco amigos muy especiales: No puedo hablar, Sol, Itana, Biana, Giovana y Milo. No puedo hablar era un búho que no podía hablar, pero se comunicaba con gestos y dibujos. Sol era un zorro muy simpático que siempre estaba buscando aventuras. Itana era una mariposa con increíbles habilidades para el baile. Biana era una ardilla muy curiosa y Giovana, una ardilla muy inteligente. Milo era un conejo que siempre estaba inventando juegos nuevos.

Un día, la fuente donde solían beber agua todos los animales del bosque se secó. No podían dejar que eso pasara, así que los amigos decidieron trabajar juntos para solucionar el problema.

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No puedo hablar: ¡Miren lo que encontré! (señalando hacia un cartel desgastado)

-Sol: ¿Qué dice, No puedo hablar?

No puedo hablar respondió dibujando una serie de imágenes que representaban un mapa con una ruta hacia una nueva fuente de agua. Entonces, los amigos se dirigieron hacia el lugar indicado.

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Itana: ¡Oh, esta fuente es hermosa! (danzando alrededor de la fuente)

-Biana: ¡Parece que el agua aquí sí es mucho más fresca! (bebiendo agua y haciendo gestos de alegría)

-Giovana: No puedo hablar, gracias por encontrar el camino hacia esta nueva fuente. Eres muy inteligente. (haciendo gestos de agradecimiento)

Milo: ¡Qué buena idea la tuya, No puedo hablar! (dando saltos de alegría)

Así, los amigos aprendieron que la comunicación no siempre necesita palabras, que a veces un gesto, una imagen o un dibujo pueden transmitir un mensaje tan claro como las palabras. Y juntos, lograron solucionar el problema de la sequía en el bosque. Desde entonces, aprendieron a valorar la importancia de trabajar en equipo y a comunicarse de formas diferentes.

FIN.

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