El día en que Lucas aprendió a correr sin tropezarse
Lucas era un niño muy inquieto que siempre quería correr y jugar, pero cada vez que lo hacía, terminaba tropezándose y cayendo al suelo. Esto lo desanimaba mucho, pero su abuelo le dijo un día: “Lucas, te enseñaré las instrucciones para correr sin tropezarte”. Lucas estaba emocionado y prestó mucha atención a las palabras de su abuelo.
El abuelo le dijo: “Primero, levanta bien las rodillas al correr, eso te dará más equilibrio. Segundo, enfoca tu mirada en un punto al frente y mantén la vista en ese lugar. Tercero, balancea tus brazos suavemente, como si fueras un corredor profesional. Cuarto, mantén una postura erguida, con la espalda recta y los hombros relajados”. Lucas asintió con entusiasmo y decidió practicar las instrucciones de su abuelo.
A medida que Lucas iba siguiendo las instrucciones, comenzó a notar que corría con más facilidad y fluidez. Ya no tropezaba ni se caía, y se sentía muy contento. Un día, en la competencia de atletismo de la escuela, Lucas puso en práctica todo lo que su abuelo le enseñó. Al principio, se sentía nervioso, pero al recordar las instrucciones, empezó a correr como nunca antes lo había hecho.
- ¡Vamos Lucas, estás llegando primero! -gritaban sus compañeros de clase. Lucas seguía corriendo con determinación, recordando cada una de las instrucciones de su abuelo. Al cruzar la línea de meta en primer lugar, todos estallaron en aplausos y vítores. Lucas se sentía orgulloso y feliz de haber aplicado las instrucciones y haber ganado la carrera. Desde ese día, Lucas se convirtió en un excelente corredor, siempre recordando las valiosas instrucciones de su abuelo.
FIN.