El día en que Marcos y Rubén se pelearon por notas



Era un día soleado en la escuela Primaria del barrio. Los chicos estaban emocionados porque se acercaban las vacaciones de verano. Sin embargo, también era un día de entrega de notas. Marcos y Rubén, dos grandes amigos, no podían contener la ansiedad. Ambos habían estudiado mucho para obtener buenas calificaciones.

Cuando llegó el momento de la entrega, los niños se apretujaron en la fila. El maestro, el Sr. López, comenzó a llamar uno por uno a sus alumnos.

"Que llegue mi nombre, que llegue mi nombre", murmuraba Marcos.

"Yo espero tener un montón de dieces", dijo Rubén, haciendo gestos con los dedos para que le trajeran suerte.

Finalmente, el Sr. López los llamó:

"Marcos, ¡vení a buscar tu nota!"

Marcos se acercó con una gran sonrisa, y al ver que le habían puesto un 9, no pudo contener su alegría.

"¡Sí! ¡Sacé un 9 en matemáticas!"

Rubén esperaba ansioso su turno. Cuando finalmente le llegó el momento, el Sr. López le entregó su nota.

"Rubén, sacaste un 8 en matemáticas. Buen trabajo, pero aún podés mejorar".

Rubén se sintió decepcionado.

"¡No es justo! Estudié tanto para este examen. ¡Yo merecía un 9!"

Marcos, que estaba cerca, se animó y le dijo:

"Pero un 8 es un buen resultado, Rubén. ¡No te desanimes!"

Sin embargo, esos palabras no ayudaron a Rubén. En un momento de frustración, exclamó:

"¡Pensé que éramos amigos! ¡Te creo a vos, que sacaste un 9, el más alto!"

Marcos confundido, replicó:

"¿Qué tenés en contra de mí? No hice nada. Solo saqué una buena nota."

Los dos se miraron fijamente, y en un arranque de enojo, comenzaron a discutir en voz alta.

"¡No quiero ser tu amigo más!"

"¡Yo tampoco, sos un envidioso!"

Los otros chicos, que estaban alrededor, comenzaron a murmurarse entre sí. El ambiente se tornó incómodo y el Sr. López se acercó para calmarlos.

"Chicos, ¿qué está pasando aquí?"

Marcos y Rubén explicaron la situación, cada uno desde su perspectiva. El maestro los miró y reflexionó:

"Me parece que no están viendo la verdadera lección aquí. Las notas son solo un número, pero su amistad vale mucho más que eso. ¿Por qué no protegen su relación en vez de dejar que los números los separen?"

Los chicos, que ya eran amigos, comenzaron a pensar en las palabras del Sr. López.

"Pero con esto, no puedo evitar sentir que se hicieron cosas malas".- comentó Rubén.

"¡Claro que no! ¡Es solo una calificación! Claro, duele un poco. Pero ¿no importa tanto como nuestros buenos tiempos juntos?" - dijo Marcos tratando de suavizar la situación.

Rubén reflexionó por un momento y luego, sintiéndose un poco avergonzado, dijo:

"Tenés razón. Nos hemos peleado por cosas que realmente no importan. Creo que no debí haberme enojado contigo. Tú no fuiste mi enemigo en esto".

Marcos sonrió y extendió su mano.

"Sigamos siendo amigos, eso es lo más importante".

Rubén tomó la mano de Marcos, y el ambiente entre ellos se llenó de entusiasmo nuevamente.

"Además, ¿qué tal si hacemos un trato? Podemos estudiar juntos y apagar esta rivalidad tonta, así ¡sacamos buenos resultados!" dijo Rubén animado.

- “¡Eso es genial! Tal vez juntos podamos lograr un 10 la próxima vez.”- agregó Marcos riendo.

Desde ese día, Marcos y Rubén se volvieron aún más inseparables. Se ayudaron mutuamente en los estudios, compartieron sus conocimientos y, más importante aún, aprendieron a valorar su amistad por encima de las calificaciones. Cada vez que venían las notas, hacían un plan: celebraban sus logros, y si las notas no eran las que esperaban, se apoyaban el uno al otro.

Al final del año, no solo lograron excelentes notas, sino que lo hicieron como un gran equipo. Nunca olvidaron aquél día en que casi arruinan su amistad por las calificaciones, y siempre se recordaban que juntos son más fuertes y pueden lograr todo lo que se propongan.

De esta manera, ambos se dieron cuenta de que la amistad y el apoyo mutuo son las mejores notas de la vida.

FIN.

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