El día en que Monstruo descubrió las cerezas en la granja


En una hermosa granja, vivía un monstruo muy curioso llamado Monstruo. A Monstruo le encantaba explorar la granja y descubrir cosas nuevas. Un día, mientras vagaba por el jardín, vio un árbol cargado de jugosas cerezas.

La vista de las brillantes frutas rojas lo hizo salivar. - ¡Oh, qué delicia! - exclamó Monstruo. - ¡Estas cerezas se ven deliciosas! Sin embargo, la sabia vaca Mabel lo detuvo justo a tiempo.

- ¡Alto ahí, Monstruo! Esas cerezas están envenenadas, no puedes comértelas, le advirtió Mabel con preocupación. Monstruo se quedó sorprendido y decepcionado. No entendía por qué algo tan hermoso podía ser peligroso. Mabel le explicó que algunas cosas bonitas por fuera pueden ser dañinas por dentro.

Monstruo, con su curiosidad aún intacta, decidió investigar más sobre las cerezas envenenadas. Visitó a la sabia lechuza Beatriz, quien le contó la interesante historia de las cerezas envenenadas y cómo era importante ser cauteloso con lo que parecía atractivo a simple vista.

Monstruo reflexionó sobre la lección aprendida y decidió compartir su experiencia con el resto de los animales de la granja. Juntos, idearon un plan para marcar el árbol de cerezas envenenadas para evitar que cualquiera más se acercara a ellas.

A partir de ese día, Monstruo se convirtió en el guardián de la granja, asegurándose de que todos estuvieran seguros y bien informados.

Y aunque las cerezas envenenadas seguían siendo una tentación, Monstruo comprendió la importancia de la precaución y la sabiduría. Desde entonces, su curiosidad estuvo siempre acompañada de prudencia.

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