El día en que Rayden encontró su voz
Cristina era una profesora con mucha paciencia, pero su clase de infantil y primer año era muy revoltosa y complicada. Los niños eran muy pequeños y les costaba mantener la concentración. Además, Rayden, un niño tímido en su primer año de colegio, tenía problemas en el desarrollo del lenguaje y la comunicación. Con el tiempo, Cristina notó que Rayden se esforzaba mucho por expresarse, pero le costaba trabajo. Decidió ayudarlo de una forma especial.
Un día, Cristina trajo al aula una caja llena de instrumentos musicales. Les explicó a los niños que iban a jugar a un juego nuevo: cada uno de ellos tendría la oportunidad de escoger un instrumento y tocarlo mientras los demás escuchaban en silencio. Rayden se mostró muy tímido, pero le llamó la atención una flauta pequeña y brillante, y decidió tomarla.
Cuando llegó su turno, Rayden sopló suavemente en la flauta, pero apenas se escuchaba. Los niños empezaron a inquietarse y a hacer ruido. Cristina les pidió con calma que guardaran silencio y les explicó que debían escuchar atentamente a cada compañero. Luego, le sonrió a Rayden y le dijo:
- Rayden, estoy segura de que puedes hacerlo. Sólo debes soplar con más fuerza, como si estuvieras contando algo muy emocionante.
Rayden asintió con timidez y sopló con todas sus fuerzas. La flauta emitió un sonido claro y hermoso que llenó el aula. Los ojos de Rayden se iluminaron con una mezcla de sorpresa y alegría. Los demás niños lo miraban asombrados, y Cristina los felicitó por haber escuchado con atención. Desde ese día, Rayden mostró más confianza en sí mismo.
Cristina decidió continuar con el juego musical para ayudar a los niños a practicar la escucha activa y la paciencia. Rayden, poco a poco, fue ganando seguridad y mejoró su capacidad para comunicarse. Todos los niños aprendieron a respetar el turno de palabra y a valorar las habilidades de sus compañeros. Al final del año escolar, Rayden había avanzado mucho en su desarrollo del lenguaje y la comunicación, todo gracias a la magia de la música y la atención amorosa de su maestra Cristina.
FIN.