El día especial de la Seño Rosa



Había una vez en la escuela primaria El Peral, una maestra llamada Seño Rosa. Era conocida por su gran corazón, su amor por la enseñanza y su peculiar sentido del humor. Un día, cuando se acercaba el Día del Maestro, los estudiantes de su clase decidieron prepararle una sorpresa especial.

- ¡Chicos, el Día del Maestro se acerca! -exclamó la Seño Rosa con entusiasmo-. ¿Tienen alguna idea de cómo podríamos celebrarlo?

Los estudiantes intercambiaron miradas traviesas y asintieron con complicidad. Decidieron organizar una obra de teatro en honor a la Seño Rosa, pero con un giro inesperado. Querían representarla de una manera divertida y adorable, como a ella le gustaba.

El día de la sorpresa, la Seño Rosa entró al aula y se encontró con una puesta en escena al estilo de comedia musical. Los estudiantes vestidos con batas blancas y pelucas locas representaban a la Seño Rosa enseñando matemáticas con canciones pegajosas y coreografías divertidas. La risa y el entusiasmo llenaron el aula, con la Seño Rosa riendo a carcajadas.

- ¡Esto es increíble! ¡Me encanta! -exclamó la Seño Rosa entre risas y lágrimas de emoción.

La obra continuó con escenas donde los estudiantes imitaban las divertidas ocurrencias de la Seño Rosa, como su famosa colección de lápices de colores con nombres raros o su afición por los chistes malos. Al final, los estudiantes le entregaron a la Seño Rosa un libro gigante lleno de dibujos y mensajes de agradecimiento.

- Muchas gracias por ser la mejor maestra del mundo, Seño Rosa -dijeron los estudiantes con cariño.

La Seño Rosa abrazó a sus estudiantes conmovida y agradecida. Aquel Día del Maestro se convirtió en un recuerdo imborrable para todos. La celebración de la labor de la maestra había sido divertida, emotiva y educativa, demostrando que el amor y la creatividad son las mejores herramientas en el arte de enseñar.

FIN.

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