El Día Especial de Simón



Era un soleado día en el parque, y todos los perritos estaban más movidos que de costumbre. Era el Día Especial de Simón, el perro más amistoso del barrio. Simón había estado esperando este día durante un año entero, ya que cada año sus amigos animals y sus dueños organizaban una gran fiesta en su honor.

Los integrantes de la pandilla canina, que incluían a Lila, la perra bulldog, y Rocco, el golden retriever, estaban emocionadísimos. Lila, con su energía inagotable, dijo:

- ¡Vamos, chicos! No podemos llegar tarde a la fiesta de Simón. Este año le haremos una sorpresa especial.

Rocco, que siempre pensaba en grande, propuso:

- ¿Qué tal si hacemos una gran torta de hueso? ¡Se volverá loco de felicidad!

Todos concordaron, y se pusieron a trabajar. Lila se encargó de reunir los ingredientes del parque, mientras que Rocco pensaba en las decoraciones.

Al mismo tiempo, Simón estaba en casa, sin saber nada de la sorpresa que le estaban preparando. Era un perro muy amigable, siempre dispuesto a jugar, pero también sabía que el día especial de cada uno de sus amigos era muy importante. Así que decidió hacer un regalo para Lila y Rocco, aunque no tenía ni idea de lo que ellos tramaban.

Pasaron las horas y llegó el momento de la fiesta. Lila y Rocco se pusieron sus mejores lazos, y los dueños de los perros decoraron el parque con globos y cintas coloridas. Todos los perros del vecindario se reunieron para festejar.

Cuando Simón llegó al parque, su rostro se iluminó de pura alegría.

- ¡Sorpresa, Simón! - gritaron todos al unísono.

Los perritos comenzaron a saltar y correr a su alrededor. Simón no podía creerlo.

- ¡Nunca pensé que harían esto por mí! - dijo, moviendo su colita con fuerza.

Lila se acercó y le explicó:

- ¡Te queremos mucho, Simón! Este día es para celebrar tu amistad.

Justo cuando empezaron a cantar el cumpleaños de Simón, un viento fuerte se levantó y arrastró globos y cintas por todo el parque.

- ¡Oh no! - gritó Rocco. - Todo se está volando.

Simón, viendo cómo sus amigos se ponían tristes, tuvo una idea brillante.

- ¡No se preocupen! ¿Por qué no hacemos una competencia para recuperar todo? ¡El que atrape más cosas será el rey del día!

Los perritos se emocionaron y, a la cuenta de tres, comenzaron a correr en diferentes direcciones. Lila, con su rapidez, atrapó la mayor cantidad de cosas, pero Simón, perspicaz como era, ideó un plan. Se puso a trabajar en equipo con Rocco y ayudaron a los demás a atrapar lo que se había volado.

Al final, todos recuperaron globos y cintas. Cuando regresaron al centro del parque, se dieron cuenta de que lo más importante no era tener la mayor cantidad de globos, sino haber disfrutado juntos de una gran aventura.

Simón miró a sus amigos y dijo:

- Gracias a todos por hacer de este día algo tan especial. No solo por la fiesta, sino porque hemos aprendido a trabajar juntos.

Lila, llena de energía, agregó:

- ¡Y eso fue lo mejor!

- Sí, así es - respondió Rocco-. La verdadera amistad es lo que hace que cada día sea especial.

Y así, los perritos celebraron no solo el Día Especial de Simón, sino su maravillosa amistad, prometiendo pasarlo siempre juntos y ayudarse los unos a los otros en cada aventura.

Desde entonces, el Día Especial de Simón se convirtió en una fiesta anual donde celebraban la unión y la diversión entre amigos. A partir de ese año, Simón también se encargó de organizar diferentes juegos y sorpresas para sus amigos.

Y así, el parque se llenó de risas, abrazos y un montón de nuevas aventuras cada año en el Día Especial de Simón.

FIN.

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