El día nubladito de Sofía
Era un día nublado en la escuela primaria 'Las Estrellas Brillantes'. Los alumnos estaban emocionados por el próximo juego de fútbol, excepto Sofía, que se notaba triste en un rincón del aula. Su mirada perdida en la ventana reflejaba la grisura del cielo.
La profesora Marta, una joven amable con una sonrisa tan cálida como el sol, se dio cuenta de la tristeza de Sofía. Se acercó con suavidad:
"Hola, Sofía. ¿Cómo te sientes hoy?"
Sofía la miró de reojo y suspiró.
"No sé, profe. Todo parece tan aburrido y gris... no tengo ganas de nada."
La profesora se sentó en su escritorio, justo al lado de Sofía.
"A veces, los días grises pueden hacernos sentir así. Pero, ¿alguna vez pensaste que incluso en los días nublados, las flores siguen creciendo?"
Sofía levantó una ceja, intrigada.
"¿Las flores crecen en el frío y la lluvia?"
"¡Exactamente! Las flores necesitan agua para crecer, y a veces la lluvia es justo lo que necesitan. A veces, nuestras emociones también necesitan un poco de lluvia. ¿Qué te gustaría hacer durante el recreo?"
Sofía sonrió un poco más, recordando que tenía una pelota de fútbol en su mochila.
"Me gustaría jugar a la pelota, pero... no sé si hay alguien que quiera jugar conmigo…"
"¿Y qué te parece si los invitamos a todos? Tal vez se animen a jugar si soy tu compañera. ¡Organicemos un pequeño partido!"
Sofía miró a su profesora con una mezcla de sorpresa y alegría. La idea le sonaba divertida.
"¿De verdad?"
"Claro que sí. ¡Acompáñame a invitar a los demás!"
Ambas se acercaron a sus compañeros de clase. La profesora empezó a contarles sobre la idea del partido, y poco a poco, la emoción comenzó a invadir el aula.
"¡Vamos a jugar!" gritó un niño mientras otros se unían. Sofía sonreía más.
Durante el recreo, mientras todos corrían tras la pelota, Sofía sintió cómo su tristeza se disipaba con cada risa y cada pase que hacía. Al final del juego, ella fue la que más goles metió, y su confianza floreció como las flores de primavera.
Al volver al aula, un poco cansados pero felices, la profesora Marta se acercó.
"¿Ves, Sofía? A veces podemos descubrir un mundo de alegría en los días más grises. ¿Cómo te sientes ahora?"
"Es verdad, profe. ¡Me siento como si el sol hubiera salido!"
La profesora sonrió, satisfecha de ver a su alumna tan contenta.
"Siempre recuerda que, aunque el cielo esté nublado, tú puedes ser el sol que ilumina tu día y el de los demás."
Sofía miró por la ventana una vez más. Aunque el cielo seguía gris, su corazón brillaba con la energía de la alegría.
"Gracias, profe. ¡Hoy aprendí que la lluvia puede traer cosas buenas!"
Y así, cada vez que un día nublado llegaba, Sofía sabía que siempre había una forma de hacer que el sol brillara de nuevo y que, como las flores, ella también podía florecer en cualquier circunstancia.
Y así, en la escuela 'Las Estrellas Brillantes', cada día gris se transformaba en una oportunidad para jugar, reír y aprender a ser feliz, no importa el clima.
FIN.