El día que Avía estaba en


Había una vez en un lejano pueblo, una niña llamada Sofía. Un día, mientras caminaba por el bosque, se encontró con una criatura mágica llamada Avía. Avía era un pájaro parlante con plumas de colores brillantes y una personalidad encantadora.

-Hola, Sofía. Soy Avía, el pájaro que viaja por el mundo entero -dijo Avía con entusiasmo. Sofía no podía creer lo que veía. Nunca había conocido a un pájaro que pudiera hablar.

-¡Hola, Avía! Soy Sofía, ¿cómo es que puedes hablar? -preguntó Sofía sorprendida. -Bueno, resulta que en un día muy especial, mientras volaba por el cielo, pasé por una nube mágica que me concedió el don del habla -respondió Avía con una sonrisa.

A partir de ese día, Sofía y Avía se convirtieron en grandes amigos. Juntos, exploraron el bosque, aprendieron sobre las estaciones, las plantas y los animales. Avía enseñó a Sofía sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y respetar a todas las criaturas vivientes.

Un día, mientras jugaban cerca de un arroyo, Avía vio a unos pajaritos que necesitaban ayuda. -Sofía, esos pajaritos no pueden volar, necesitan nuestra ayuda -dijo Avía preocupado.

Juntos construyeron un nido nuevo para los pajaritos y los cuidaron hasta que estuvieron listos para volar por su cuenta. Sofía aprendió que incluso los seres más pequeños pueden necesitar ayuda y que todos podemos hacer una diferencia.

Con el tiempo, llegó el momento en que Avía debía seguir su camino y continuar su viaje. -Sofía, ha sido maravilloso pasar tiempo contigo, pero ahora debo seguir volando hacia nuevas aventuras -dijo Avía con nostalgia. -Te extrañaré, Avía, pero siempre recordaré todo lo que me has enseñado -respondió Sofía con lágrimas en los ojos.

Avía le dio a Sofía un collar con una plumita de recuerdo y se despidieron con un abrazo. Aunque Avía se fue, su amistad y las lecciones que le dejó a Sofía permanecieron para siempre en su corazón.

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