El Día que Conocimos a Zog



Era un día soleado y radiante en la ciudad, y las tres amigas, Lola, Candelaria y Paulina, se encontraban en un lujoso hotel de la costa. Se habían ganado unas vacaciones muy esperadas y todo estaba perfecto... hasta que, de repente, un fuerte olor a humo invadió el aire.

"¿Sienten eso?" - dijo Lola, frunciendo el ceño.

"Sí, es raro... ¿Qué estará pasando?" - respondió Candelaria, mirando hacia la puerta.

"Vamos a salir, es mejor" - agregó Paulina, con cierto nerviosismo.

Las tres chicas salieron rápidamente del salón, tomando el camino hacia la salida. Pero al llegar a la planta baja, vieron que el incendio se había extendido, y la única opción era salir por una ventana que daba al jardín.

"No puedo creer que esto esté sucediendo, ¡nuestra vacación!" - exclamó Candelaria, aterrorizada.

"¡Rápido! Aquí, por la ventana!" - gritó Lola, mientras ayudaba a Paulina a subirse.

En un santiamén, las tres salieron al jardín, pero para su sorpresa, el fuego había rodeado el lugar. Un grupo de personas estaba asustado, sin saber qué hacer. En medio del caos, de pronto apareció un ser extraño, pero a la vez muy curioso. Era un marciano de piel verde, vestido completamente de manera extravagante, con enormes lentes de sol.

"¡Hola, terrícolas!" - dijo el marciano con una voz sorprendentemente amigable.

"¿Quién eres?" - preguntó Paulina, todavía asustada.

"Soy Zog, de Marte. He venido a aprender sobre las costumbres terrícolas, pero no puedo dejar que se quemen. ¡Suban, les llevaré a un lugar seguro!" - dijo Zog, señalando una nave espacial que flotaba suavemente sobre el jardín.

Las chicas, entre asombradas y emocionadas, se miraron entre sí.

"¿Te gustaría escaparte con un marciano?" - preguntó Candelaria, entre risas nerviosas.

"¡Claro que sí!" - respondió Lola, entusiasmada. "Es una aventura increíble!"

Sin perder más tiempo, subieron a la nave de Zog, que era como un divertido tobogán lleno de luces brillantes y colores.

Dentro de la nave, Zog explicó: "Este botón es para viajar a la luna, y este otro para visitar el planeta de los osos de algodón. Pero primero, nos llevaremos a un lugar seguro. ¡Agárrense fuerte!"

Mientras Zog manejaba la nave, las chicas se reían de lo que había sucedido. De repente, sintieron un jolte fuerte y la nave empezó a tambalearse.

"¿Qué pasa?" - gritó Paulina, asustada.

"¡No se preocupen!" - dijo Zog. "Son solo las turbulencias del viaje. En Marte siempre es así. Ustedes son afortunadas, aquí es más placentero. ¡Es como un parque de diversiones!"

Después de un rato, la nave se estabilizó, y Zog les mostró desde la ventana cómo se veían las estrellas.

"¡Miren! Cada estrella tiene una historia. Nunca olviden la importancia de cuidarse unos a otros, y de cuidar su hogar, la Tierra" - les enseñó el marciano, con una sonrisa.

Finalmente, llegaron a un lugar seguro donde los esperaban bomberos y paramédicos para ayudar a los evacuados del hotel. Zog aterrizó suavemente y se volvió a las chicas:

"Recuerden, siempre es importante ser valientes y ayudar a los demás. No solo en la tierra, sino también en todo el universo" - dijo Zog, mientras sus ojos brillaban con sinceridad.

"¡Gracias, Zog! Nunca olvidaremos esta aventura" - exclamó Candelaria, dándole un abrazo

"¡Sí! ¡Eres lo más!" - complementó Paulina, mientras Lola sonreía.

Mientras Zog se preparaba para partir, dejó bajo sus pies un pequeño regalo: una estrella en miniatura que brillaba intensamente.

"Esta estrella les recordará que siempre hay una salida, siempre hay esperanza y siempre pueden contar con amigos" - dijo Zog, antes de despegar nuevamente al espacio.

Las chicas regresaron a casa, pero esta vez lo hicieron con un corazón lleno de valentía y un espíritu aventurero. Nunca olvidaron a su amigo marciano y la lección que les había enseñado sobre la importancia de cuidarse entre sí y por su mundo.

Y desde aquel día, cada vez que miraban al cielo estrellado, sonreían al recordar que en el vasto universo siempre hay más de lo que parece y que la amistad puede salvarnos en los momentos más inesperados.

FIN.

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