El día que el carro se quedó sin combustible



Había una vez un carro rojo brillante llamado Rufus que pertenecía a la familia Mendoza.

Todos los días, el carro salía de su garaje, conducido por el papá de la familia, para llevar a los niños a la escuela y a la mamá al trabajo. Pero una mañana, al salir de casa, el carro empezó a hacer ruidos extraños y se detuvo en medio de la calle. "¡Ay, no, nos quedamos sin combustible!" exclamó el papá preocupado.

"Tranquilo, papá", dijo Sofía, la hija mayor. "Vamos a resolver esto juntos." Decidieron empujar el carro hasta un lugar seguro y después, caminando, fueron a buscar ayuda. Mientras caminaban, encontraron a muchos vecinos y amigos amables que estaban dispuestos a ayudar.

"¿Qué les pasó?" preguntó el Sr. González. "Nos quedamos sin gasolina", respondió la mamá. Afortunadamente, el Sr. González les prestó un bidón de gasolina y los llevó de regreso al carro.

Después de echarle combustible, el carro Rufus volvió a la vida y todos se alegraron. Desde ese día, la familia Mendoza aprendió la importancia de verificar el nivel de combustible antes de salir, y siempre tuvieron un bidón de gasolina de reserva en el carro.

Y aunque ese día empezó con un problema, terminó con un recordatorio de que la ayuda y la amabilidad siempre están cerca, si sabemos dónde buscar.

FIN.

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