El día que el Joven Bosque enfrentó al Fuerte Viento



Había una vez un hermoso bosque lleno de árboles altos y frondosos, donde reinaba la armonía y la tranquilidad.

Todos los árboles eran amistosos y se cuidaban mutuamente, excepto por un joven árbol llamado Mateo, que siempre se quejaba de todo. Un día, una fuerte tormenta se acercó al bosque, trayendo consigo un viento despiadado. Los árboles más grandes se prepararon para resistir el embate del viento, pero Mateo estaba aterrado.

"¡Oh no, no puedo soportar este viento!" -gritaba asustado, agitando sus ramas. Los otros árboles trataron de calmarlo, pero Mateo estaba convencido de que el viento lo arrancaría de raíz. "Tranquilo, Mateo.

Todos pasamos por tormentas, pero juntos podemos resistir", le decía el roble más viejo y sabio del bosque. A pesar de los ánimos de sus amigos, Mateo estaba decidido a huir.

Sin embargo, en ese momento recordó las palabras de su abuelo árbol: "Un árbol fuerte no se dobla solo por el viento, sino que aprende a bailar con él". Con estas palabras resonando en su mente, Mateo decidió enfrentar su miedo y plantar firmemente sus raíces. A medida que el viento azotaba con furia, Mateo se balanceaba y doblaba, pero se mantenía firme.

Finalmente, la tormenta pasó y el bosque entero celebró su valentía. Desde ese día, Mateo se convirtió en un ejemplo de fortaleza y valentía para los demás árboles. Aprendió a no temerle al viento, sino a adaptarse a él.

Y así, el joven bosque siguió creciendo en armonía, con la sabiduría de Mateo como un recordatorio de que incluso en los momentos más difíciles, la fortaleza interior puede superar cualquier obstáculo.

FIN.

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