El día que el oso se cayó al río
Había una vez, en un hermoso bosque, un oso muy curioso llamado Benito. Un día, mientras exploraba cerca del río, Benito resbaló y cayó al agua. Rápidamente, intentó nadar, pero la corriente era fuerte y lo arrastraba.
- ¡Ayuda, ayuda! - gritaba Benito mientras luchaba por mantenerse a flote. Por suerte, una familia de castores que construía una represa cercana escuchó sus gritos y acudió en su ayuda.
- ¿Qué te pasó, amigo oso? - preguntó el líder de los castores. - Me caí al río y no puedo salir. Por favor, ayúdenme - respondió Benito angustiado. Los castores se organizaron rápidamente y con sus habilidosos dientes comenzaron a cortar algunas ramas y troncos para construir un puente improvisado.
Con mucho esfuerzo, lograron tender el puente hasta donde estaba el oso. - ¡Agarra el puente, Benito! - gritaron los castores.
Con todas sus fuerzas, el oso agarró el puente y fue arrastrado hacia la orilla, donde finalmente pudo salir del agua. - ¡Muchas gracias, amigos castores! No sé qué hubiera hecho sin su ayuda - dijo el oso muy agradecido. - De nada, Benito. Siempre estamos aquí para ayudarnos unos a otros - respondió el líder de los castores.
Desde ese día, Benito comprendió la importancia de la solidaridad y la amistad, y prometió ayudar a quien lo necesitara en el futuro.
FIN.