El Día Que el Sol Volvió a Brillar


En una pequeña escuela de un pueblito, había un niño llamado Lucas que siempre llegaba a clase con el semblante triste y apagado. Sus compañeros notaban que algo no andaba bien, pero no sabían cómo ayudarlo.

Un día, la maestra propuso realizar un divertido concurso de dibujo, y todos los niños se entusiasmaron, menos Lucas. - ¿Por qué no participás, Lucas? -le preguntó su amiga Sofía.

- Es que no me siento inspirado para dibujar, no veo colores bonitos como ustedes -respondió Lucas con tristeza. Los días pasaron y Lucas seguía sin encontrar la alegría en las pequeñas cosas. Un viernes, la maestra les anunció que tendrían una excursión al campo al aire libre.

Lucas no mostró entusiasmo, pero accedió a ir. Al llegar al campo, los niños se dispersaron y comenzaron a explorar. Lucas se alejó un poco del grupo y se detuvo junto a un árbol.

De repente, escuchó el cantar de los pájaros y notó cómo las hojas bailaban con el viento. Levantó la mirada y vio el sol brillando intensamente en el cielo azul. Por primera vez en mucho tiempo, una sonrisa iluminó su rostro.

En ese momento, entendió que la belleza estaba en todas partes, solo tenía que aprender a verla. Regresó al grupo y, con entusiasmo, se unió a sus amigos en las actividades. Desde ese día, Lucas encontró la alegría en las pequeñas cosas y contagió a sus compañeros con su nueva felicidad.

La tristeza se alejó para dar paso a la luz y el color. Lucas aprendió que, incluso en los días nublados, siempre hay un rayo de sol esperando para brillar.

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